sábado, 28 de enero de 2012

¿Se puede vivir con 600 euros al mes?

Vivir con 600 euros mensuales implica llegar con dificultad a cubrir las necesidades básicas o una alimentación equilibrada
 

La Encuesta de Condiciones de Vida, que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE) en octubre de 2011, constata que los españoles están cada vez más endeudados. Casi dos de cada tres familias llegan a fin de mes con dificultades debido a su situación económica, según revela el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) de noviembre de 2011, que ha elaborado el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El 21,8% de los hogares españoles está por debajo del umbral de riesgo de pobreza y cuenta con menos de 627 euros mensuales por persona para subsistir. Por ello, y dado el número cada vez mayor de personas que tienen que sobrevivir con 600 euros al mes, se hace imprescindible aportar una serie de partidas en las que reducir gastos.

Vivir con menos del salario mínimo

Aunque el salario mínimo interprofesional en 2011 es de 641,40 euros al mes, se estima que para el próximo año suba entre un 1,5% y un 2,5%, con lo que llegará como máximo a los 657,1 euros mensuales. La precariedad en los salarios, la crisis económica y el aumento del desempleo ha llevado a que muchos españoles se vean abocados a sobrevivir con sueldos, pagas o pensiones de 600 euros al mes. Más de 5.000.000 de personas en España perciben unos ingresos que se sitúan por debajo del salario mínimo, en 6.603 euros anuales o, lo que es lo mismo, 18,34 euros al día.
Vivir con unos 18 euros diarios implica llegar con dificultad a cubrir las necesidades básicas
Vivir con estos 18 euros diarios implica llegar con dificultad a cubrir las necesidades básicas, como la vivienda, la electricidad, la calefacción o una alimentación equilibrada. De hecho, un 6% de los españoles se retrasa en los pagos del alquiler, el gas o la luz y más de un tercio de los hogares no tiene capacidad para afrontar un gasto imprevisto, como una enfermedad. Además, cuatro de cada diez familias no puede permitirse salir de vacaciones una semana al año.

Lo peor es que esta tesitura tan poco alentadora parece no tener fin, ya que los ingresos medios de las familias españolas disminuyen año tras año. En 2010, el ingreso medio por persona alcanzó 780 euros al mes, un 3,8% menos que la cifra registrada en 2009. Por ello, es esencial conocer en qué conceptos se pueden reducir gastos para llegar a fin de mes.

En qué ahorrar para vivir con 600 euros

1. La vivienda
Cuando la pensión de jubilación llega a 600 euros, a menudo, se tiene la vivienda pagada. El problema mayor surge cuando una persona de mediana edad está inmersa en una hipoteca y le han rebajado su sueldo a 600 euros.
El alquiler de un piso o el pago de la hipoteca son los gastos más costosos y se llevan un buen pellizco del presupuesto mensual. Si es así, hay que considerar la posibilidad de trasladarse a un inmueble más barato. La Encuesta de Presupuestos Familiares (ECPF) que elabora el INE publicó en noviembre que el 16,09% de las familias españolas vive en régimen de alquiler, mientras que en el año 2006 (dos años antes del estallido de la burbuja inmobiliaria) el porcentaje era solo del 13,56%.

El coste medio mensual del alquiler de un apartamento de una habitación oscila entre 500 y 900 euros, en función de la ciudad y del barrio. Sin embargo, cabe la opción de alquilar una habitación en un piso compartido para dividir los gastos con el resto de inquilinos. Una vivienda de tres habitaciones y dos baños compartida por tres personas puede suponer entre 200 y 300 euros de renta por persona en una zona céntrica de cualquier ciudad. Además, se puede ahorrar en agua, gas, electricidad, productos de limpieza, etc., ya que los gastos son comunes.
Si se tiene un piso en propiedad, una alternativa que se debe tener en cuenta es buscar un comprador para venderle el inmueble y así cancelar la hipoteca o gran parte de ella. La diferencia entre el capital cancelado y la deuda pendiente se puede refinanciar. La ventaja de esta opción es que el piso se vendería por un valor superior al que se lo adjudicará la entidad financiera y la deuda pendiente sería mucho menor o, incluso, nula. Además, no habría que hacer frente a ningún tipo de coste judicial.
Si no se consigue vender el inmueble, siempre se puede optar por buscar inquilinos a quienes alquilar habitaciones y, de esta forma, obtener unos ingresos adicionales para pagar la hipoteca.
2. Los suministros básicos
La factura de la calefacción puede suponer un gran desembolso mensual. Por ello, conviene sellar las rendijas de las ventanas para impedir la entrada de aire frío en la vivienda. Lo más apropiado es estar abrigado en casa y bajar un par de grados la calefacción. Como norma general, el termostato no debe estar nunca por encima de los 22 grados centígrados.
Apagar las luces y desenchufar los aparatos eléctricos mientras no se utilizan ayuda a ahorrar en la factura de la electricidad. Además, en verano hay que reducir el uso del aire acondicionado.
Cerrar bien los grifos y no malgastar el agua son otras de las medidas que hay que tener en cuenta al buscar el ahorro. Para ello, se debe utilizar la lavadora y el lavavajillas cuando estén llenos. En cuanto al aseo personal, es mejor ducharse que bañarse y no se debe utilizar el retrete como papelera.
Conviene reducir el gasto en llamadas de teléfono. Se puede optar entre ser propietario de un teléfono móvil y de una línea fija. Si se decide usar el móvil, hay que tratar de encontrar un contrato que tenga un precio asequible o comprar un móvil de prepago. Además, cuando se viaja, hay que mantener el teléfono apagado tanto tiempo como se pueda, con el fin de evitar los cargos de roaming (costes de transferencia de llamada cuando un usuario está en la zona de cobertura de una red móvil diferente a la suya). Mientras sea posible, es preferible utilizar el correo electrónico para comunicarse.
3. El vehículo propio y el transporte
No tener coche propio permite eliminar gastos de seguro, combustible e impuestos municipales
Conviene no utilizar demasiado el coche privado. Es preferible vender el propio y alquilar uno para el momento concreto en que se necesitará. Aunque puede resultar difícil desprenderse de él, sobre todo si el coche es el medio de transporte habitual para desplazarse, carecer de vehículo propio disminuye de manera considerable los gastos anuales (el seguro, el combustible, las revisiones y piezas de recambio, los tiques de estacionamiento y los peajes, las multas, los impuestos municipales, etc).
Hay diversas alternativas a la conducción, como caminar, viajar en autobús, tren o metro, ir en bicicleta o utilizar un servicio de coche compartido. Cada vez hay más carriles para bicicletas, con lo que se puede pedalear hasta casi cualquier lugar de la ciudad. Además, se puede comprar una de segunda mano a buen precio.
Por otra parte, conviene tramitar una tarjeta de abono para el transporte público, con el fin de poder viajar siempre que se necesite.
4. Comprar en tiendas de segunda mano
Deshacerse de los objetos inútiles y de la ropa que ya no se usa y ocupa espacio es muy sencillo, puesto que se pueden vender a las tiendas de segunda mano.
En estos establecimientos, se encuentran numerosos artículos en buen estado y que cuestan muy poco. Los mercadillos y las librerías de libros usados también constituyen una opción para comprar barato.
5. Recortar gastos en ocio y entretenimiento
A menudo, se disfruta de variadas formas de diversión sin gastar mucho dinero. En vez de salir de casa, se puede organizar una partida de juegos de mesa con amigos y familiares, alquilar una película o tener una buena conversación.
Además, hay que olvidarse de hábitos como el tabaco, el alcohol y los juegos de azar y suprimir las salidas a bares o las cenas fuera de casa.

Declararse en quiebra familiar

Paraliza los pagos, intereses y ejecuciones en curso y ayuda a pagar la deuda con condiciones más ventajosas y plazos más amplios
 
 
 
El aumento del desempleo, las subidas constantes del Euribor y la crisis económica han hecho que muchas familias no puedan hacer frente a la hipoteca y a los demás compromisos en forma de préstamos que adquirieron con los bancos hace años. Ahora no les queda más opción que declararse en suspensión de pagos. Al hacerlo, se paralizan los pagos, los intereses de la deuda y las ejecuciones en curso para corregir el desequilibrio financiero mediante nuevos pactos con las entidades bancarias (los acreedores). De este modo, se pueden saldar las deudas con condiciones más ventajosas y plazos más amplios.

Qué es la quiebra familiar

En el segundo trimestre de 2011 los concursos de acreedores que afectan a las familias han aumentado un 1,8% respecto al mismo periodo del año anterior, según la Estadística del Procedimiento Concursal que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). En las economías familiares, el aumento de las quiebras, respecto al primer trimestre del año, ha sido del 10,4%, y ha alcanzado 277 casos. Hoy, en España, el 73% de las familias destina más de la mitad de sus ingresos mensuales a pagos financieros. A estos datos poco alentadores hay que añadir que el número de créditos concedidos por los bancos a familias y empresas ha descendido en el primer semestre de 2011 un 27,48%, en relación al mismo periodo de 2010.
El deudor debe solicitar la declaración de concurso en los dos meses siguientes a conocer su estado de insolvencia
El concurso de acreedores de personas físicas o quiebra familiar es un procedimiento judicial al que acuden numerosas familias para solucionar sus problemas financieros. El objeto del concurso es paralizar los pagos, los intereses de la deuda y las ejecuciones en curso para corregir el desequilibrio financiero mediante nuevos pactos con las entidades bancarias (los acreedores) y poder saldar las deudas con condiciones más ventajosas y plazos más amplios. Los juzgados de lo mercantil, a través de los jueces, abogados y administradores concursales, intentan que las familias salgan de su ahogo financiero para que sus acreedores puedan cobrar la deuda, de una manera ordenada.

Cómo se realiza una quiebra familiar 

Con la Ley Concursal, el deudor abre un proceso judicial que paraliza las demandas interpuestas por la falta de pago y la ejecución de los bienes que se tramitan, además de interrumpir la acumulación de intereses en los créditos impagados. De todas maneras, no se perdona la deuda, sino que ayuda a la familia a pagarla conforme a sus posibilidades, a través de reducciones o mediante un aplazamiento de cinco años.
Hay dos clases de concurso de acreedores, según quién lo inicia al solicitar el reconocimiento de la quiebra. Para pedir la declaración de concurso están legitimados el deudor y cualquiera de sus acreedores.
La familia con problemas financieros debe presentar una demanda ante el Juzgado firmada por abogado y procurador
  • El deudor anuncia el concurso voluntario: se considera como tal cuando la primera de las solicitudes presentadas es la del propio deudor. Este debe justificar su estado de insolvencia. Además, se puede hacer una declaración anticipada si el deudor prevé su situación de quiebra como inminente.
  • El acreedor presenta el concurso necesario: los acreedores pueden presentar concurso cuando la insolvencia del deudor es actual, no inminente
    El deudor debe solicitar la declaración de concurso en los dos meses siguientes a la fecha en que ha conocido -o debido conocer- su estado de insolvencia. El ordenamiento jurídico que regula en España las quiebras y los concursos de acreedores desde el año 2004 es la Ley Concursal.

    Órganos que intervienen en el concurso de acreedores 

    1. El juez del concurso (de los Juzgados de lo Mercantil): es el mediador entre el deudor y sus acreedores. Se encarga de citar a todas las juntas de acreedores y tiene el deber y el derecho de conocer todos los incidentes relacionados con la quiebra.
    2. La administración concursal (abogados y/o economistas): gestionan y dirigen el proceso. Lo elige el juez.
    3. El ministerio fiscal.
    4. La junta de acreedores: la componen todos los acreedores del deudor.
    5. El deudor o concursado: es la persona que tras la declaración de insolvencia pasa a ser el quebrado.

    Cómo solicita el deudor el concurso de acreedores

    El particular con problemas financieros debe interponer una demanda ante el juzgado de lo Mercantil del lugar en el que tiene su domicilio. La demanda tiene que ir firmada por un abogado y un procurador.
    En el escrito de solicitud de declaración de concurso, el deudor tiene que aclarar si su estado de insolvencia es actual o si lo prevé como inminente. Los documentos con los que hay que acompañar la solicitud y que deben demostrar la insolvencia de la persona con una relación de deudas y acreedores, son los siguientes:
    • Un poder especial para solicitar el concurso. Este documento puede sustituirse por un apoderamiento "apud acta", que se solicita en el propio juzgado.
    • Una memoria elaborada por el deudor de su historia económica y jurídica, de sus actividades en los últimos tres años, las causas de su situación y su valoración. Para ello, es recomendable tener asesoramiento jurídico o contable.
    • Si el deudor es una persona casada, tiene que indicar en la memoria la identidad del cónyuge, con expresión del régimen económico del matrimonio (gananciales o separación de bienes).
    • Un inventario de bienes y derechos, con expresión de su naturaleza, lugar en que se encuentran, datos de identificación registral, valor de adquisición, con las cargas que puedan tener y con una estimación del valor real actual.
    • La relación de acreedores, por orden alfabético, con expresión de la cuantía y el vencimiento de los respectivos créditos y las garantías personales o reales constituidas. Si algún acreedor hubiera reclamado judicialmente el pago, se debe identificar el procedimiento correspondiente y se tiene que indicar el estado de las actuaciones.

    La declaración de concurso

    Una vez presentadas la demanda y el resto de la documentación, el deudor tiene que esperar cerca de 20 días hábiles para saber si el juzgado admite o no a trámite dicha demanda. Si la admite, se registra la declaración de concurso mediante un auto judicial. La fecha de este es fundamental para cuantificar la deuda total de la familia hasta ese instante (créditos concursales).
    La Ley Concursal no perdona la deuda, pero ayuda a la familia a pagarla según sus posibilidades
    Es la fecha que se utiliza para calcular los intereses generados por los impagos, cuya paralización se debe a la declaración de concurso. Con el auto, el juez nombra a un administrador concursal, que es un abogado o un economista que interviene las facultades patrimoniales del deudor.
    1. En caso de concurso voluntario, el deudor conserva las facultades de administración y disposición sobre su patrimonio. Para ejercerlas, necesita la autorización o conformidad del administrador.
    2. En caso de concurso necesario, se suspende el ejercicio de las facultades de administración y disposición sobre su patrimonio, y se sustituye por el administrador concursal.

    Recomendaciones para las familias en quiebra

    El concurso de acreedores de personas físicas o quiebra familiar es la última fase de la negociación que una familia con dificultades económicas tiene con sus acreedores. Si después de negociar con las entidades financieras no se soluciona el problema, la familia debe acudir al concurso de acreedores para pactar otras condiciones.
    En los procesos concursales, los bancos aceptan unas resoluciones favorables al deudor dentro de concurso, porque consideran que al firmar un acuerdo con la familia se aseguran el cobro de una parte o de la totalidad de la deuda con unos vencimientos anuales ya estipulados.
    Por tanto, si la situación financiera es insostenible y la refinanciación de la deuda no llega a buen término, el procedimiento judicial de quiebra familiar o concurso de acreedores de particulares es la mejor opción. Es la última oportunidad para evitar ser embargado de manera generalizada. En este sentido, hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones para quienes se encuentran en concurso de acreedores o quiebra familiar:
    1. La familia debe asumir el problema financiero en el que se encuentra y debe ser diligente en todas sus actuaciones.
    2. Se debe tener claro el objetivo que se quiere alcanzar con el concurso (evitar el desahucio, entre otros).
    3. Hay que ser conscientes de que es la última oportunidad para solucionar los problemas financieros de la familia.
    4. No se puede derivar toda la responsabilidad en el abogado durante el proceso concursal, sino que se debe estar involucrado en el procedimiento y mantener una comunicación fluida con el administrador concursal e, incluso, con el juez.
    5. En las situaciones de insolvencia de las familias, el juzgado y el administrador concursal son sensibles a la grave situación financiera y facilitan el trabajo y las negociaciones a los abogados. La familia debe implicarse en el procedimiento mediante las siguientes acciones:
      • Puede contactar con el administrador concursal para explicarle las necesidades mensuales y estipular el derecho de alimentos, así como solicitar su intervención en la negociación con los bancos para otorgarles confianza.
      • En el caso de que la vivienda habitual de la familia esté hipotecada, puede solicitar al administrador concursal y al juez que de los ingresos mensuales de la familia se satisfaga el pago de la hipoteca, como prioridad absoluta, para evitar la ejecución de la misma.

     



     

 

Cuánto nos cuesta el banco al año y cómo reducir el gasto

Para reducir el gasto conviene conocer las comisiones y cargos que aplica al banco y comparar con otras entidades
 
Es habitual que el propietario de un automóvil sepa cuánto paga cada año por el seguro de su vehículo y el precio del litro de combustible, que quien haga la compra conozca el importe de los productos que adquiere y que los usuarios de telefonía móvil sean conscientes de la tarifa que pagan por cada minuto que hablan. Pero esto no siempre ocurre con los titulares de tarjetas de crédito y cuentas corrientes. Muchas personas ignoran cuánto abonan en concepto de mantenimiento y gestión de estos productos bancarios. Conocer las comisiones y los cargos que se aplican permite hacer un presupuesto, comparar con otros bancos y saber cuánto se puede ahorrar al cambiar de hábitos o de entidad.

Reducir el gasto en el banco

Los bancos y las cajas de ahorro tienen potestad para establecer la cuantía que cobran a sus clientes por la administración de una cuenta corriente, por hacer una transferencia o por la emisión y el mantenimiento de una tarjeta de crédito. Salvo en contadas excepciones, en las cuales los importes están limitados por ley, las entidades fijan con total libertad las comisiones. La cantidad máxima que pueden aplicar en cada producto bancario debe reflejarse en un folleto que estará a disposición de los usuarios.
Se pueden ahorrar unos 300 euros por familia al año en comisiones de los bancos
Al igual que los bancos tienen la posibilidad de determinar el importe que cobrarán a sus clientes, estos, a la vista de lo caro o barato que les resulte operar con la entidad, tienen la opción de comparar el servicio que reciben con el de otros establecimientos. En un momento en el que a muchas personas les cuesta llegar a fin de mes, es imprescindible conocer cuánto se paga por cada producto para reducirlo en la medida de lo posible. Intentar modificar los hábitos adquiridos en tiempos mejores, adaptarse a las ofertas del banco para disminuir la factura o cambiar a una entidad donde todo sea gratuito son algunas decisiones que sanean la economía doméstica.

1. Mantenimiento de la cuenta corriente

Según los datos aportados por el Banco de España, la comisión media que se cobra por el mantenimiento y la administración de una cuenta corriente asciende a 27,34 euros semestrales. Por lo tanto, cada año se pagan de media casi 55 euros por tener la cuenta -10 euros más que en 2010-. Pero esta cuantía puede ascender hasta 150 euros anuales en función del banco elegido. Además, muchas personas o familias tienen más de una cuenta, con lo que el desembolso se dispara.
¿Qué se puede hacer para disminuir el gasto?
  • Informarse con detalle sobre las comisiones que cobra la entidad donde se tiene el dinero o se piensa abrir la cuenta y optar, siempre que sea posible, por la entidad que aporte la tarifa más barata.
  • Domiciliar la nómina, la pensión o la prestación por desempleo. Muchas entidades dejan a cero las comisiones por mantenimiento para las personas que reciban sus ingresos mensuales a través del banco.
    • Concentrar todas las cuentas en una sola y cerrar las que no se utilicen. Así se pueden ahorrar de media 55 euros por cada cuenta que se cancele.
    • Negociar con el banco puede dar buen resultado, sobre todo, a personas que llevan mucho tiempo como clientes. Es posible que en determinados casos retrocedan la comisión una vez pagada o que cobren una al año en vez de dos.
    • Utilizar la versión digital del banco es más barato que tener una cuenta física. Es posible que el usuario no esté obligado a abonar comisiones o que estas sean mucho más bajas que en la sucursal.
    • Cambiarse a otra entidad que no cobre comisiones es otra alternativa. Si el ciudadano no está atado al banco por la hipoteca, puede elegir establecimientos libres de comisiones, que en general operan a través de Internet. También es posible que estos bancos on line den intereses por tener la cuenta, es decir, que no solo carezcan de gastos, sino que proporcionen dinero a los clientes.

      2. Tarjeta de crédito y de débito

      Junto con las cuentas corrientes, son los productos más extendidos entre los ciudadanos. Casi todas las personas mayores de 18 años tienen al menos una tarjeta de crédito o de débito. Hoy incluso se extiende entre los menores de edad el uso de las prepago para realizar compras a través de internet. Pero el hecho de tener un plástico, ya sea de crédito o de débito, no es gratuito.
      Algunas entidades no cobran comisiones por ningún concepto
      Por una tarjeta de crédito estándar -sin tener en cuenta las denominadas "oro" o "platino", que son más caras-, se paga al año una media de 37,70 euros. Cuando el plástico es de débito, la cantidad se reduce hasta los 20,25 euros anuales. Las tarifas en ambos casos han subido tres euros con respecto al 31 de diciembre de 2010.
      Este es el dinero que cobra el banco solo por tener la tarjeta, pero utilizar los cajeros también puede suponer un gasto para los consumidores. Obtener dinero en terminales de la propia entidad es gratuito, pero en otros, el usuario tendrá que pagar. Si saca dinero a débito en cajeros de la misma red, pagará un euro, en otras redes y en el extranjero, algo más de tres euros. Cuando el dinero se obtiene a crédito, abonará 2,79 euros en su propia entidad, 3,62 euros en los bancos de la propia red, 3,80 en otras redes y en torno a 4 en el extranjero. Todas estas son cantidades medias, algunos bancos no cobran nada y otros piden más del doble.
      ¿Cómo se puede reducir el gasto en tarjetas?
    • Optar por las de débito frente a las de crédito. Su mantenimiento es mucho más barato y se adquiere el hábito de gastar solo el dinero que se tiene.
    • Cuando se haga una disposición de efectivo, conviene elegir la opción de obtenerlo a débito, aunque la tarjeta dé la posibilidad de sacarlo a crédito
    • No utilizar terminales de otras entidades permite ahorrar entre 1 y 3,80 euros en cada operación.
      • No aplazar los pagos. Aunque es una tentación poder pagar a plazos en los siguientes meses, a menudo conlleva gastos elevados e intereses. Salvo que se usen tarjetas sin comisión por aplazamiento -las de algunos centros comerciales y zonas de ocio o ciertas entidades-, es recomendable abonar el dinero en el momento.
      • Prescindir de las tarjetas que tengan una comisión más elevada e intentar utilizar solo una también supone un ahorro.
      • Las tarjetas prepago casi siempre son gratuitas y el banco no cobra por su emisión ni por su mantenimiento. Solo hay que recargar en ellas la cantidad deseada y este será el límite de gasto que tendrá el cliente.
      • Cuando llegue un nuevo plástico del banco que el usuario no ha solicitado, lo mejor es devolverlo. En general, implican "ganchos", como la gratuidad durante un año, pero es frecuente que después el cliente olvide cancelarla y tenga que pagar comisiones.
      • En todos los casos, conviene revisar los extractos para saber por qué conceptos cobra el banco.
        • Optar por entidades que emiten la tarjeta de manera gratuita y no cobran por el mantenimiento supone un ahorro evidente.

        3. Transferencias

        Las operaciones habituales, como realizar una transferencia, también cuestan dinero: 4,53 euros de media por cada una que se realice, en función de la cantidad. Si esta es elevada, puede superar los 50 euros de comisión.
        Aunque en algunos casos resulte incómodo, también es posible ahorrar en este concepto:
      • Sacar el dinero e ingresarlo en la cuenta del receptor permite ahorrar los cuatro euros y medio que cuesta la operación.
      • Realizar la operación a través de la página web es más barato y, en algunos casos, gratuito
      • Las entidades que trabajan exclusivamente on line no cobran por hacer transferencias

      El gasto total

      Una familia que tenga dos cuentas corrientes pagará por ellas al año 110 euros, 55 de media por cada una, solo por su mantenimiento y administración.
      El titular de dos tarjetas de crédito abonará 75 euros anuales por ellas y 40,50 si ambas son de débito. Si saca dinero a crédito en su propia entidad diez veces al año, pagará por esta operación 28 euros y, si lo obtiene a débito en una red diferente a la suya, llegará a 30 euros en comisiones por utilizar otros cajeros.
      Si se reduce el número de cuentas y tarjetas, se obtiene un ahorro cuantioso
      Si además hace diez transferencias al año, el gasto será de 45 euros de media.
      En total, con dos cuentas, dos tarjetas de crédito, diez disposiciones de efectivo a crédito, diez a débito en otra red y diez transferencias, la familia pagará 288 euros al año.

      El plan de ahorro

    • Unificación de las cuentas y las tarjetas: si se elimina una cuenta y una tarjeta de crédito, el ahorro será de 55 euros por la cuenta y 37 por la tarjeta, 92 euros en total.
    • Sustitución del crédito por el débito: si las dos tarjetas de crédito (75 euros) se sustituyen por una de débito, solo se pagarán 20 euros, así que el ahorro es de 55 euros anuales.

      1. Hacer los ingresos en efectivo en vez de por transferencia: 45 euros de media al año.
      2. No utilizar el cajero a crédito: 28 euros de ahorro.
      3. No sacar dinero en cajeros de otra entidad: se ahorran 30 euros.
      4. Pasar todas las cuentas y tarjetas a entidades que no cobren comisiones: 288 euros de ahorro.

        Consejos generales

         

        • Conocer cuánto cobra la entidad por cada concepto. Se puede consultar en los tablones de anuncios de la sucursal, en el Banco de España o en el contrato de la tarjeta o de la apertura de la cuenta corriente.
        • Comparar con otras entidades. No todos los bancos cobran lo mismo: saber cuánto se paga en otras empresas y plantearse el cambio es un primer paso para el ahorro.
        • Crear nuevos hábitos. Quizá en otros momentos no era necesario mirar con lupa cada gasto, pero hoy en día los ingresos de las familias han bajado. Si las cuentas, las tarjetas y las transferencias tienen comisiones, hay que intentar reducir el número de productos bancarios en la medida de lo posible.
        • Utilizar las ofertas que el banco ponga a disposición del usuario: la domiciliación de la nómina y los recibos, en ocasiones, hacen que la cuenta carezca de comisiones. En otros casos, si se usa la tarjeta más de una vez, el gasto por mantenimiento se reduce a la mitad. Aprovechar estos descuentos también ahorra dinero.

          Es frecuente que el banco cobre menos al usuario si realiza las operaciones a través de Internet o si tiene las cuentas virtuales. Quien prefiera utilizar la versión on line de la entidad gastará menos dinero. 
        • Si el mantenimiento de la cuenta, la tarjeta y el precio de las transferencias es elevado en la entidad, siempre es posible cambiar de banco los ahorros. Algunos no cobran comisiones por ningún concepto y prestan un servicio similar al del resto de los establecimientos.

Cómo luchar contra los patógenos del frío

La presencia de microorganismos patógenos en los alimentos que se mantienen en frío, refrigerados o congelados, es frecuente. El control adecuado de la temperatura de nuestro frigorífico, así como asegurar un correcto envasado de los alimentos y mantener la cadena del frío, son las mejores medidas preventivas.

Los patógenos del frío proliferan a bajas temperaturas. Los microorganismos típicos de los alimentos mantenidos en frío presentan notables diferencias respecto a los patógenos más clásicos. Normalmente son ubiquitarios, es decir, pueden detectarse en cualquier sitio, desde las paredes de un frigorífico al agua, manos o intestinos de manipuladores, animales y, por supuesto, en los propios alimentos. Esta circunstancia dificulta la posibilidad de asegurar su erradicación en los productos que consumimos o en el medio ambiente y nos obliga a controlar específicamente su presencia en los alimentos de especial riesgo.
Los llamados «patógenos del frío» se detectan tanto en alimentos de origen animal como vegetal, siendo de especial riesgo los que se comercializan troceados o loncheados, ya que al ser más manipulados la probabilidad de que entren en contacto con algún microorganismo de riesgo es mayor. Y como la mayor parte de ellos se comercializan en refrigeración, aumenta el riesgo si las condiciones de frío no son las adecuadas. Lo fundamental es la temperatura de sistema de refrigeración: si supera los 8ºC se está sometiendo a los alimentos a situaciones que implican un elevado riesgo si anteriormente se ha producido una contaminación.
La respuesta es rotundamente no, pero debemos resaltar la importancia del control de la temperatura en los sistemas de refrigeración tanto en la producción como en la distribución y consumo en el hogar. La rotura de la cadena de frío es el principal riesgo.
Para combatir a los patógenos del frío es básico mantener una temperatura adecuada y sin fluctuaciones y un envasado correcto En general, los patógenos del frío no afectan en igual medida a todas las personas. Esto es debido a que se trata de microorganismos oportunistas que normalmente sólo resultan patógenos cuando las personas son especialmente susceptibles. Este sería el caso de personas con el sistema inmunitario disminuido (mujeres embarazadas, niños o ancianos, o enfermos sometidos a tratamientos inmunosupresores como pacientes de cáncer o trasplantados). En este amplia población de riesgo se pueden dar las condiciones que permiten que el microorganismo se multiplique en los tejidos del organismo humano y se produzca una infección de origen alimentario que, en algunos casos, puede revestir gravedad sanitaria.
Por norma general, el calentamiento del producto es suficiente para eliminar los patógenos por completo. Por ello es altamente recomendable el cocinado correcto de las comidas. El consumo de alimentos crudos o insuficientemente cocinados supone un aumento del riesgo para la salud de los consumidores.

Cómo y cuándo se contaminan

Los tratamientos por frío, como es harto conocido, permiten la conservación de los alimentos al ralentizar la actividad de los microorganismos que lo alteran. Pero ello, como se ha destacado anteriormente, no implica ni mucho menos su eliminación. Es más: la refrigeración tiene un efecto mucho menor que la congelación, ya que muchos microorganismos, aunque más lentamente, mantienen su capacidad para crecer y, por tanto, alterar el alimento.
La congelación permite una conservación a más largo plazo, ya que a temperaturas inferiores a los 18 grados negativos los microorganismos no pueden desarrollarse. En estos alimentos, y siempre que no se rompa la cadena del frío, el factor que limitará su duración será de otro tipo, como la oxidación de las grasas o problemas de desecación si no están debidamente protegidos.

Mantener la temperatura y envasar los alimentos

Evitar la contaminación en los alimentos mantenidos en frío es posible, siempre que se envasen de forma correcta, que la temperatura sea la adecuada y que se mantenga de forma continua, pues sólo así se evita la multiplicación de los gérmenes. Éstas son las premisas fundamentales de la prevención: mantenimiento de la temperatura de conservación sin fluctuaciones, para impedir la multiplicación de los microorganismos patógenos que pueden contaminar los alimentos crudos, y un buen envasado, que evita las contaminaciones post-tratamiento.

PATÓGENOS EMERGENTES

El envasado correcto evita contaminaciones cruzadas en el refrigerador A pesar de que la mayoría de los gérmenes patógenos no se multiplican por debajo de 4 grados, y que por debajo de 10 grados lo hacen muy lentamente, no podemos considerar a los alimentos refrigerados como alimentos carentes de riesgos microbiológicos. El problema no radica en los patógenos clásicos (como Salmonella), sino en la presencia de algunos de los llamados patógenos emergentes, que se caracterizan por su capacidad para multiplicarse, aunque más lentamente, a temperaturas de refrigeración o cercanas a los cero grados. Los más destacados son Listeria monocytogenes, Yersinia enterocolitica y Aeromonas hydrophila.

Listeria monocytogenes

Aunque se trata de un microorganismo que se puede encontrar casi en cualquier producto, los expertos coinciden en señalar a diversos alimentos como de especial riesgo. Son los quesos frescos, los derivados de la leche en general y los embutidos y carnes, especialmente si han sido loncheados y envasados al vacío. La principal vía de diseminación son las superficies, sobre todo si se encuentran húmedas.
Para evitar el riesgo, es fundamental mantener limpias, desinfectadas y secas las superficies de las loncheadoras, pero también las de las cámaras de refrigeración. En este último caso, hay que extremar las condiciones de higiene y se recomienda tomar muestras, mediante torundas, en las placas metálicas de los desagües.

Aeromonas

Aeromonas es un microorganismo omnipresente, aunque se encuentra preferentemente en el agua, cuya contaminación se considera una de las principales fuentes de infección. Puede hallarse en cantidades importantes en pescado, marisco y productos derivados. No obstante, también ha sido aislado en carnes envasadas al vacío o en atmósferas modificadas y alimentos preparados, como colas de langostino cocidas, cóctel de camarones, o en redes de abastecimiento de agua.
Es muy sensible a los desinfectantes. La cloración y potabilización del agua, junto con el lavado de las verduras con soluciones de hipoclorito de sodio, pueden conseguir su eliminación si la operación se realiza correctamente.

Yersinia

A pesar de que Yersinia enterocolítica es un microorganismo ubiquitario, se encuentra principalmente en la carne y los productos cárnicos, sobre todo productos frescos derivados del cerdo, que es el principal reservorio de las formas patógenas. No obstante, es un microorganismo que puede ser vehiculado también por muchos otros productos si ha existido una contaminación cruzada previa. Pueden existir portadores asintomáticos de estos gérmenes entre las personas y los animales, lo que aumenta la posibilidad de contaminación cruzada.
Es un microorganismo que puede crecer a bajas temperaturas y que resiste bien a la congelación. Es sensible, sin embargo, a los tratamientos térmicos convencionales, y por tanto a la cocción, y también a otros tratamientos como la irradiación. Se puede controlar con el empleo de carne de buena calidad, con una baja contaminación fecal y con una buena manipulación. Su presencia se asocia a una refrigeración insuficiente de la carne que permita una proliferación importante de otras enterobacterias, sobre todo si la carne se envasa el vacío.






Alimentos no indicados para congelar

Congelar tartas, pasteles, guisos o mayonesa está contraindicado porque pierden parte de sus propiedades, como textura o consistencia
Congelar ciertos alimentos está contraindicado debido a la pérdida de sabor y textura. Las bajas temperaturas y, en especial, las de congelación, son el aliado perfecto para evitar la proliferación de patógenos en los alimentos. El agua congela a partir de los cero grados y, a pesar de que la temperatura de congelación comienza a -1ºC, en alimentos, la óptima es de -18ºC. A partir de esta temperatura, se garantiza la no proliferación de patógenos en los alimentos, así como la conservación de las cualidades nutricionales y sensoriales de los mismos, pero su efectividad dependerá, en última instancia, de la calidad del frigorífico y de unas buenas normas de higiene por parte del manipulador.
- Imagen: Lee Maguire - Congelar los alimentos es quizá la técnica más antigua y, a la vez, más eficaz en cuanto a conservación. Sin embargo, no destruye los patógenos, sino que evita que se multipliquen. La aplicación de calor, entre otras medidas, sí destruye los microorganismos. Por el contrario, la congelación detiene o hace más lento su crecimiento y desarrollo, pero no los mata. Es más, cuando se descongela y se alcanzan de nuevo valores de temperatura ambiente o templada, el desarrollo de patógenos se reanuda y los patógenos pueden multiplicarse de forma peligrosa.
Los alimentos más perecederos, es decir, los más susceptibles a contaminación por patógenos, precisan técnicas de conservación para evitar su deterioro. Es el caso de la carne, pescado, marisco, leche, vegetales, alimentos frescos, platos preparados, frutas o lácteos. Para evitar que los patógenos se multipliquen, deben mantenerse a temperaturas de refrigeración o congelación. Sin embargo, no es aconsejable congelar cierto tipo de alimentos o comidas, con lo que mantenerlas a temperatura de refrigeración sería suficiente para su conservación, más limitada pero más segura. Congelar determinados alimentos está contraindicado por la pérdida de sabor y textura que representa este proceso, pero en ningún caso supone un ataque a la seguridad.

Mayonesa, guisos, pasteles, frutas y verduras

Es preferible no congelar la mayonesa porque, cuando se descongela, tiende a formar una masa sólida sin gusto ni textura
No está indicado congelar pasteles o tartas. Es preferible consumirlos frescos o mantenerlos en el frigorífico de dos a cuatro días antes de consumir de nuevo. El problema de congelar productos como los pasteles recae en su descongelado, por su tendencia a agrietarse. Además, pierden su textura y consistencia y quedan afectadas sus características organolépticas como sabor y aroma. Lo mismo sucede con los guisos, debido a su composición. La tendencia de estos alimentos es que la parte con más grasa queda en el fondo y forma una masa sólida. Cuando se descongela, no siempre se logra el mismo sabor. Ambos alimentos, en caso de congelarse o mantenerlos en el frigorífico, deben consumirse antes de una hora a temperatura ambiente.
Para la mayonesa, como los huevos, no está indicada la congelación, ya que al descongelarla tiende a formar una masa sólida sin apenas gusto ni textura. Lo mismo ocurre con los huevos: basta mantenerlos en el frigorífico. No obstante, pueden congelarse siempre y cuando no estén con su cáscara. La clara del huevo es la parte que mejor responde a la congelación.
Las frutas, las verduras y los vegetales en general tienen una gran cantidad de agua en su composición. Al congelarse, se forman cristales de hielo de tamaño muy grande, que pueden dañar el producto. Esto provoca la ruptura de las paredes celulares de los vegetales, lo que significa una pérdida de la estructura inicial. El resultado final, una vez descongelados, es de aspecto desagradable y un sabor muy distinto al original.

Alimentos cocinados

Los alimentos ya cocinados pueden congelarse, pero debe tenerse en cuenta cómo se hace. Hay que evitar al máximo la entrada de aire en el recipiente ya que, sobre todo en el pescado cocinado, la presencia de aire durante el congelado hace que el alimento absorba de forma rápida la humedad y se transforma en una sustancia blanda, de muy baja calidad, que difícilmente será comestible. Cualquier alimento cocinado que se desee congelar debe guardarse en un envase hermético y eliminarse la máxima cantidad de aire posible.

ENVASES PARA CONGELAR

El envase es uno de los puntos más importantes para congelar de forma adecuada los alimentos. Un envase roto, con aire o con algún agujero por donde entre el frío puede dañar el alimento hasta hacerlo no apto para el consumo. Debe tenerse en cuenta:
  • Los envases recomendados son los más rígidos, sobre todo, para congelar alimentos líquidos, aunque son aptos y preferibles para todo tipo de productos.
  • No deben tener ninguna grieta o fisura por donde pueda entrar el aire frío, ya que podría quemar los alimentos y resecarlos hasta hacerlos no aptos para su consumo.
  • Para alimentos preparados y listos para consumir, es fundamental un envase de cierre hermético y apto para microondas, por si fuera preciso descongelarlos en su interior.
  • Los envases cuadrados o rectangulares permiten un mejor aprovechamiento del espacio en el congelador, con lo que puede resultar útil si se congelan alimentos con frecuencia.