martes, 26 de marzo de 2013

Creciendo y procesando Lufas/Esponja Vegetal.

Las Lufas son una especie calabazas, y la única fuente de esponja vegetal. A pesar de que se pueden comer como calabacines o pepinos cuando son jóvenes y tiernas, si se dejan crecer hasta su completa madurez, te dará una esponja exfoliante muy buena. Las semillas y las hojas también son comestibles.

Por lo general son utilizadas para la ducha, pero también son muy útiles en la cocina cuando se cortan en discos y se utilizan para tallar ollas.

Las Lufas crecen bien en climas cálidos y en cualquier área en la que no se tengan heladas a menos que las cuides muy bien y plantes en invernadero. 

Lo mejor es hacer germinar las semillas en bandejas o macetas y trasplantar las plántulas. Remoja las semillas durante 24 horas antes de la siembra. Van a germinar en cuatro o cinco días más tarde si estás en un clima caliente, o hasta siete días después si estás en una zona más frío. Crece las semillas en una bandeja o en una maceta hasta que estén de un tamaño razonable, y luego trasplantar en el jardín. Para crecer lufas, tendrás que tener buen drenaje, suelo fértil con un alto contenido de compost y materia orgánica. Cuando los trasplantes, dales agua en una solución de algas marinas para ayudarlas a establecerse. Ellas necesitan un enrejado o cerca para crecer mientras necesitan estar fuera de la tierra.


Cuando están creciendo bien en el jardín, riégalas con un té orgánico de consuelda o té de compost, una vez por semana, para ayudarle en su proceso. Unas ocho semanas después de la siembra, las flores comienzan a formarse. Cuando ya veas las flores, deja de alimentarla y dales una dosis de sulfato de potasa. Eso le dará la mejor oportunidad para dar flores y frutas. Las flores masculinas aparecen primero y luego, poco a poco aparecen las femeninas, ellas son las que traen el fruto. Cuanto más caliente esté el clima, más flores femeninas obtendrás. Asegúrate de tener abejas para polinizar alrededor de las lufas, de lo contrario tendrás que hacerlo tú a mano.

No les des demasiada agua.
No les des demasiado fertilizante.
No las molestes.

Si estás en un clima cálido o caliente, son fáciles de cultivar pero toman de tres a cuatro meses para alcanzar un tamaño decente. Son una buena planta para crecer en un jardín sostenible, porque además de ser comestibles, éstas sustituirán a la esponja de la cocina y al estropajo y se puede utilizar como exfoliante para la piel en la ducha.

Procesando las Lufas.

Se ven feas. La piel seca es de color marrón con manchas de moho, se ven pesadas pero son engañosamente ligeras.

El truco para facilitar el procesamiento es permitir que los lufas se vuelvan marrón y completamente secas antes de procesarlas. Eso se puede hacer ya sea en la vid o cuando ya se han cosechado. Si desarrollan moho no es un problema. Simplemente deja que se sequen naturalmente. Estarán listos para la cosecha y el procesamiento cuando la piel sea de color marrón oscuro y muy seco. Si tomas uno en la mano, estará muy iluminado porque toda la carne en el interior se ha secado, dejando sólo un esqueleto de fibras. Cuando están en esa etapa, recógelos y ponlos en una mesa al aire libre a la sombra durante un día o más para secar completamente.




Romper el extremo de donde estaba unida a la vid. Ese pequeño se desprenderá de la lufa con mucha facilidad. Cuando lo haga, pega con la lufa sobre la mesa un par de veces para sacar las semillas. Hay muy pocas semillas en cada una, así es que, sigue pegando hasta que todas las semillas estén fuera.


A continuación, aprieta la lufa con tu mano para quebrar la piel. Posiblemente verás en la lufa que hay moho creciendo en la piel. Si es así, no te preocupes. Se puede arreglar.


Cuando la piel ya está agrietada por todas partes, empieza a pelar. Es fácil si comienzas en la parte inferior y jalas una tira.

En la foto de arriba verás una lufa que no tiene moho y un (detrás) que tiene.


Sumerge todos las lufas en un baño de lejía diluida con agua. Mata a todas las esporas del moho, y aunque no puedes ver el moho en algunas de las lufas, aún podrían estar allí. Usa ¼ de taza de cloro líquido en unos 5 litros de agua. 

Y aquí están una hora después. Los puntos negros que se pueden ver son las semillas que no salen. Cuando quité los lufas de la lejía, les empapó bien con agua limpia y golpear las lufas contra la pared para sacar las semillas restantes. A continuación, se secan al sol.

Las lufas se pueden comer como la calabaza cuando son jóvenes pero dejándolas secar son una herramienta muy útil, no alimentaria para la vivienda sostenible.

Traducción al español: equipo de Vida Lúcida www.unavidalucida.com.ar Toda la traducción al español con derechos reservados. Fuente en inglés:  www.down---to---earth.blogspot.com


lunes, 25 de marzo de 2013

Diferencia entre grupo y equipo


¿Cuál es la diferencia entre grupo y equipo?

Grupo y equipo son dos palabras que se usan indistintamente, pero de hecho son muy diferentes.
El equipo se refiere a un grupo de personas. Un equipo depende de varias personas que trabajan en común para lograr un objetivo, mientras que un grupo, puede ser un conjunto de personas pero sin un trabajo ni objetivo en común.
Un grupo es fácil de formar. Sólo basta unir a varias personas y tenemos un grupo, en cambio un equipo necesita una experiencia o unos conocimientos los unos de los otros.
Formar un grupo requiere menos tiempo que formar un equipo. Esto se debe a que en un grupo las personas no toman un papel activo, en cambio en un equipo sí.
Si falta una persona en un grupo es posible que no se note su ausencia, en cambio, si falta una persona en un equipo, seguro que se nota.
Resumiendo, un equipo depende de los objetivos en común entre los individuos, mientras que un grupo depende de la voluntad de cada individuo en cuestión.

Diferencia entre salario y sueldo


¿Cuál es la diferencia entre salario y sueldo?

Las palabras salario y sueldo se usan de manera similar en los mismos términos, pero tienen algunas sutiles diferencias. El salario hace referencia al monto económico que recibe un obrero por su trabajo, mientras que sueldo hace referencia a ese monto económico, pero en forma periódica o continuada.
El sueldo es el pago que recibe un trabajador sobre una base por hora, mientras que el salario, puede referirse a un pago quincenal o mensual.
El origen de la palabra sueldo viene del ámbito militar y se utilizaba para pagar los servicios a los soldados, de ahí que se llame sueldo. En cambio, el término salario viene de más antiguo, de cuando se creía que la sal era el mayor bien de la tierra y se comercializaba con ál. A los trabajadores, se les recompensaba por su esfuerzo mediante sal.
Seguro que habéis escuchado la famosa frase de “Matón a sueldo” o “asesinos a sueldo”. Y es un ejemplo muy claro de que el asesino va a cobrar una cantidad de dinero por realizar un trabajo específico. No es que el matón esté contratado y cobre un sueldo al mes, eso sería ser un “matón asalariado “o “asesino asalariado”. Y no es el caso.
Resumiendo ambas diferencias:
Sueldo: es un dinero que se cobra periódicamente
Salario : La retribución de un trabajador

Diferencia entre aptitud y actitud


¿Cual es la diferencia entre aptitud y actitud?

Muchas veces la actitud y la aptitud se usan indistintamente cuando son conceptos muy diferentes. Se dice que la aptitud tiene más que ver con los atributos técnicos, independientemente de su actitud. Lo que está claro es que ambas están relacionadas con la competencia.
Otro ejemplo que lo aclare pudiera ser:
La aptitud es lo que sabes
La actitud es lo que haces con lo que sabes
O también esta definición:
Aptitud es disponer de alguna habilidad
Actitud es la voluntad de mejorar una debilidad en un conjunto de habilidades.
Otra frase que me gusta es: Aptitud es el “talento” y la actitud es el “temperamento”.
La actitud es meramente un componente de la personalidad y no tiene nada que ver con alguna habilidad o talento.
Ejemplo: Tengo muy buenas aptitudes para tocar el piano, dedos largos, oído… pero no tengo la actitud adecuada para ir a las clases, prefiero irme al bar….

Diferencia entre sentimientos y emociones


¿Cuáles son las diferencias entre sentimientos y emociones?

Los seres humanos son criaturas emotivas. Muchas veces expresamos cómo nos sentimos.   A lo largo de nuestra vida experimentamos millones de sentimientos y emociones diferentes. A menudo estas dos palabras se confunden y no quedan muy claros los conceptos, pero existen diferencias entre ambos. Vamos a ver sus definiciones por separado y luego nos metemos en encontrar sus diferencias:
Emociones: Estado complejo del organismo de excitación o perturbación más o menos espontaneas y que puede durar desde segundos hasta horas.
Sentimientos: Un componente subjetivo de las emociones, digamos que es la etiqueta que una persona le pone a una emoción.
Un ejemplo claro es cuando alguien nos hace un regalo y entonces sentimos una emoción de curiosidad y de alegría, pasada esa emoción, nos queda un sentimiento de cariño por la persona que nos hizo el regalo.
La mayor diferencia entre sentimientos y emociones reside en que los sentimientos tienen que ser activados por un factor externo, mientras que motivar la aparición de las emociones puede ser un hecho interno o autoconsciente.
Dicen que hay 5 emociones que son iguales en todas las culturas del mundo, que son: el amor, el odio, la alegría, la tristeza y el miedo.
Los sentimientos también tienen una duración que es proporcional al tiempo en que nuestra consciencia piensa en ellos. Podemos sentir tristeza, pero sólo cuando nuestra mente se enfoca en un tema triste, podemos sentir miedo, pero sólo cuando nos vemos amenazados.
Las emociones son cortas pero el sentimiento es largo. Podríamos decir que un sentimiento es como una cadena y cada uno de los eslabones son las emociones.

domingo, 24 de marzo de 2013

Se enseña lo que se es



                                           
Cuentan que, en cierta ocasión, San Francisco de Asís invitó a un fraile joven a que le acompañara a la ciudad para predicar. Se pusieron en camino y estuvieron por un buen rato recorriendo las calles de la ciudad saludando con cariño a las personas que encontraban. De vez en cuando, se detenían para acariciar a un niño, consolar un anciano, ayudar a una señora que volvía del mercado cargada de bolsas. Al cabo de un par de horas, Francisco le dijo al compañero que ya era hora de regresar al convento.
-Pero, ¿no vinimos a predicar? –preguntó el fraile con extrañeza. Francisco le respondió con una sonrisa muy dulce:
-Lo hemos estado haciendo desde que salimos. ¿Acaso no viste cómo la gente observaba nuestra alegría y se sentía consolada con nuestros saludos y sonrisas?
Sólo es posible educar valores si uno lucha y se esfuerza por construirlos en su propia vida. Con frecuencia, hablamos de valores, proponemos valores, mostramos valores, reflexionamos valores, pero no los enseñamos porque no los vivimos, porque no nos comprometemos a encarnarlos en nuestro actuar cotidiano. Padres y maestros deben plantearse, con humildad y con responsabilidad, ir siendo modelos de vida para sus hijos y alumnos, de modo que estos los perciban como personas comprometidas en su continua superación. Sólo podrá enseñar valores el que se esfuerza por enseñárselos a sí mismo, el que lucha por levantarse de sus debilidades y se compromete día a día a ser mejor. En una cultura y un mundo donde niños y jóvenes son bombardeados con propuestas de modelos huecos, narcisistas y vanos, donde la plenitud se degrada a mero consumir y aparentar, necesitamos transformar profundamente los actuales centros educativos si queremos realmente incidir en la formación de los alumnos. De meros lugares de enseñanza e instrucción o depósitos de niños y de jóvenes mientras sus padres trabajan, los centros educativos deben concebirse como espacios para practicar, vivir y desarrollar los valores que se consideran esenciales para el individuo y la colectividad. Por ello, deben entenderse y asumirse como comunidades de vida, de participación democrática, de diálogo, trabajo y aprendizaje compartido. Comunidades educativas que rompen las absurdas barreras artificiales entre escuela, familia y sociedad, en las que se aprende porque se vive, porque se participa, se construyen cooperativamente alternativas a los problemas individuales y sociales, se fomenta la iniciativa, se toleran las discrepancias, se promueve y se practica día a día y en todas las instancias y momentos la solidaridad y el servicio. Educar valores implica que cada maestro y profesor entiende y asume que no es sólo docente de una determinada área o materia, sino que fundamentalmente es maestro de humanismo, que su función va mucho más allá de transmitir conocimientos o preparar a los alumnos para que pasen con éxito una serie de pruebas y de exámenes. Educar, una vez más, es formar personas, cincelar corazones, abrir horizontes y caminos de vida plena y estimular con el ejemplo y la palabra a caminarlos. No olvidemos nunca que si bien uno explica lo que sabe o cree saber, UNO ENSEÑA LO QUE ES.
(Tomado de “En casa con Dios”)

Padres consentidores, niños dictadores



                        

Los niños dictadores se incuban entre los papás que compensan su falta de tiempo o de atención a sus hijos, “comprándolos” con cosas materiales.
Los inscriben en las mejores escuelas, las más lujosas y con frecuencia las más lejanas; los rodean de satisfactores y piensan que con ello ya cumplieron con su tarea de padres, cuando lo único que logran es formar niños que desconocen el hambre y tiran lo que no les gusta.
En algunos casos se vuelven hijos tiranos, pequeños monstruos insoportables y prepotentes que sufrirán y harán sufrir a sus semejantes, porque desde pequeños se han salido con la suya por medio del chantaje, del capricho.
Son muchachitos que creen que sentir frío o calor es cuestión de aire acondicionado, que el cansancio se limita a caminar unas cuadras porque no encontraron estacionamiento frente al antro o la sala de espectáculos; jovencitos que piensan que el trabajo de los padres es atenderlos y firmar cheques para que ellos tengan todo lo que se les antoje.
Por ello, tienen poca posibilidad de convertirse en personas de bien, porque sus padres consentidores les inutilizan la voluntad y les mandan el mensaje de que lo más importante es el dinero. Incluso, si tienen carencias para satisfacer sus caprichos, toman medidas drásticas para conseguirlo o recurren a los amigos que ganan “dinero fácil” o tal vez toman parte en actividades delincuenciales. ¡Todo para obtener efectivo abundante!
Por ello, es preciso educar a los hijos con un poco de hambre y un poco de frío, corrigiéndolos y orientándolos sin temor alguno, para que se formen en la trascendencia, como personas formadas en la fe y la confianza en ellas mismas.
Padres consentidores, niños dictadores
La mala crianza de los niños es causal y, en ocasiones, causante directa de que se vuelvan dictadores, ya que su comportamiento tras los caprichos no satisfechos es como un campo de guerra; una batalla que pierden los padres que dejan crecer a los niños concediéndoles todo lo que quieren.
Si bien para fijar límites es preciso que los progenitores sean más consistentes que impositivos, hay que fijarlos anticipadamente, insistiendo en cuáles y cómo los debe cumplir el hijo; además, hay que cambiar progresivamente los límites de acuerdo a la edad; ser constantes en el cumplimiento de los mismos y no darles todo lo que pidan.
niño
Los niños dictadores jamás aceptan un “no” como respuesta. No siguen órdenes, ni permiten que se les impongan límites, y si no se les complace, estallan en caprichos, se pegan en la cabeza, berrean a más no poder, rompen cosas, etcétera.
Este tipo de conductas es habitual en niños cuyos padres se contradicen en su educación y que por consiguiente no les fijan límites claros desde bebés (primeros meses de su primera infancia) ni se les obliga a cumplir normas en su hogar. Aunque también es recurrente entre los 8 y 12 años, durante su segunda infancia.
Y es que cuando no quieren recibir la comida, la botan, rechazan el biberón, cuando hacen “corajes” o cuando la familia gira alrededor del o la bebé, contribuye a formar pequeños y terribles tiranos.
Cada vez, a más temprana edad, los niños quieren retar a quien les impone normas o límites. Lo hacen desobedeciendo órdenes e indicaciones o, simplemente, manipulando. Y triunfan en su empeño de ser dictadores del hogar si los padres tienen temor a ser ellos mismos, ¡a ser formadores! Posponen imponerles normas por miedo a traumatizarlos y generarles una marca.
Entonces, prefieren que sean otros los que lo hagan: el tío o tía enérgica, la escuela, la televisión, la calle, la policía, ¡todos!, menos ellos mismos. De este modo, se forma a niños dictadores que incluso les pegan a sus papás y los maltratan de incontables formas si no les conceden sus caprichos.
En general, se trata de pequeños que han sido mal educados durante la primera infancia. Niños a quienes los progenitores no les dieron un marco regulatorio de límites, ni siquiera los más elementales y necesarios para su misma protección.
Esto es una carencia de disciplina en el hogar y de principios de autoridad. Se trata de padres medrosos que confunden permisividad con amor. El niño, desde bebé, debe tener normas.
En los hogares en donde no existen hábitos y todo es libertad, cuando los padres quieren imponer disciplina suele ser tarde. La carencia de límites da lugar a que un menor no se satisfaga con nada, pues lo único que quiere es imponer su voluntariosa y caprichosa conducta por encima de los padres y de los demás; se siente dueño y señor del afecto de los que lo rodean.
Debido a esto, en el mundo crece el número de hijos dictadores que no sólo desobedecen, se burlan de los padres e inclusive les pegan, les roban, les mienten y los manipulan.
Paradójicamente, los padres son los mismos causantes de esta agresividad imparable, porque no supieron educarlos. Estos hijos, cuando son mayores, ven a sus padres y a la autoridad como un estorbo, dado que todo lo que les impide hacer lo que les da la gana, lo consideran un impedimento para vivir una vida llena de libertades y satisfacciones.
Aunque suene duro, ellos se convierten en el enemigo que hay que destruir.
Todo esto se puede evitar si se detecta dicho comportamiento desde la primera infancia y se toman las medidas necesarias para que el pequeño siga normas clave para vivir en sociedad.
Lo inicial es que el adulto sea consciente de que su hijo es capaz de hacer lo que se le pide, dándole responsabilidades pequeñas, que vayan creciendo; asimismo, se puede jugar el arte de las recompensas, pero cumplirlo al pie de la letra, para que el niño sea formado en la responsabilidad y los límites.
Sin embargo, estos últimos no se deben confundir con gritar o enojarse hasta pegarles, dado que esto es peor que no establecer normas, porque aprenden a reaccionar rompiendo toda regla y todo comportamiento socialmente aceptado.
Es cierto que no existe un patrón único para detectar un caso de niño dictador; aunque si se observan comportamientos agresivos ante las cuestiones de disciplina, es importante recurrir a los profesionales para ayudarles a manejar su actuar y prevenir conductas delictivas en el futuro.

Decálogo emocional



En la reunión del colegio de mis hijos, nos dieron un decálogo emocional para aplicarlo en nuestra relación con los hijos y me gustaría compartirlo en este blog. Nos indica lo que debemos hacer los padres a nivel emocional:


1. Preguntar a nuestros hijos como se sienten en diferentes estados emotivos.

No sólo debemos preguntarles, "¿qué tal el colegio hoy? o ¿qué has hecho?, sino ir más allá y animarles a que nos expliquen cómo se sienten, cuál es su estado de ánimo, etc.

2. Fomentar que expresen sus emociones y sentimientos.

Los padres debemos ayudarles a que sepan cómo expresar sus sentimientos, sus dudas y sus emociones, para que fortalezcan su seguridad y autoestima.

3. Aceptar los sentimientos de nuestros hijos y valorarlos. Hacer que se sientan normales (legitimizar sus emociones).

4. Darle nombre a sus emociones y sentimientos.

5. Educar en las necesidades, no en los deseos. Esto es muy importante, los padres debemos priorizar las necesidades de nuestros hijos, pero no ceder a los caprichos y deseos cada vez que nos pidan algo.

6. Ofrecerles nuestro apoyo afectivo y ayudarles a explorar las diversas estrategias para resolver los problemas de tipo emocional.

7. Explicarles como nos sentimos nosotros. Contarles cómo nos ha ido en el trabajo, lo que hemos hecho, etc. tener una conversación agradable con ellos y dialogar en un buen ambiente. Sobretodo escuchar lo que dicen y prestarles la atención que merecen.

8. Dar ejemplo de auto regulación emocional cuando vivamos situaciones negativas, es decir, dar ejemplo ante situaciones conflictivas, saber comportarnos delante de ellos y reaccionar con paciencia y dominio de uno mismo cuando estamos enfadados.

9. Dialogar en caso de conflicto. Para ello debemos utilizar las siguientes preguntas: ¿Qué ha pasado?, ¿Qué crees que se puede hacer?, ¿Que hacemos? y poner en práctica todo lo decidido.

10. Decirles a nuestros hijos que los queremos. No dar por hecho que ellos lo saben, dino decírselo cada vez que lo sintamos, porque siempre es agradable escucharlo y sentirse querido.

Bueno, espero que este decálogo hay sido útil y nos haga reflexionar como padres.

Decálogo para la educación


                      


Estuve leyendo en la página de la Generalitat de Catalunya, un decálogo para ayudar con la difícil tarea de educar a los hijos. Aquí os lo dejo, unos simples consejos para ayudarnos en la educación:


  1. Somos un modelo positivo para nuestros hijos y para nosotros mismos.
  2. Los padres y madres, deberíamos procurar compartir los mismos criterios respecto a la educación de nuestros hijos y ser coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos.
  3. Educamos nuestros hijos para que sea responsable de sus acciones.
  4. Ayudemos a nuestros hijos a tomar decisiones a corto y largo plazo, a aprender de los errores y a aceptar sin reservas, sus equivocaciones, limitaciones y frustraciones.
  5. Nos interesamos por las relaciones que nuestros hijos tienen con sus compañeros y con los adultos con los que está en contacto.
  6. Procuraremos encontrar el momento oportuno para hablar con nuestros hijos y para escucharlos, manteniendo una actitud comprensiva y positiva, pero también firme y con criterios claros.
  7. Nos aseguraremos  de que nuestros hijos hayan desayunado cuando salgan de casa y se lleven alimentos a la escuela.
  8. Nos aseguraremos que nuestros hijos duerman las horas necesarias para su edad, estableciendo los horarios adecuados.
  9. Procuraremos que nuestro hijo participe en actividades de compromiso cívico.
  10. Estaremos al tanto de lo que nuestro hijo ve en televisión, internet y si hace falta, los orientaremos.

Pues ahí va eso; no es fácil, pero siempre se puede intentar seguir estas normas básicas para el buen funcionamiento de las relaciones padres-hijos y su educación. Próximamente os pasaremos otros decálogos interesantes.

¿De dónde vienen los niños?




Muchas veces nuestros hijos, cuando empiezan a ser un poco más conscientes, nos han preguntado ¿De dónde vienen los niños? Más de un padre no ha sabido responder o se sonroja con la pregunta.

Antes escuchábamos respuestas como "los trae una cigueña de París", o "el papá pone una semillita en la mamá y ésta crece..." pero no nos daban demasiados detalles o simplemente pasaban a otro tema sin dar explicación alguna.

El otro día me llegó un email que me hizo mucha gracia, porque hablaba de un libro alemán que había desatado la polémica, por la manera explícita en que explicaba a los pequeños (con ilustraciones y texto) de dónde vienen los niños. En el libro hablan de vaginas, escrotos y espermatozoides con total naturalidad y por supuesto, hay gente en contra y a favor.

Imágenes del polémico libro alemán

Hay que pensar que los niños quieren saber muchas cosas y mientras máshonestas y sencillas sean nuestras respuestas, mejor lo comprenderán. Hay que hablarles no sólo del acto sexual, sino del afecto, del amor y el respeto con un vocabulario que ellos puedan comprender.

Se pueden utilizar términos comunes en la familia o científicos, sin necesidad de caer en lo vulgar y enseñarles que el sexo no es practicado sólo con fines reproductivos, sino también por placer y que existen formas de disfrutarlo con alegría y responsabilidad.

No hay que temer a su curiosidad. Cada cual explica a sus hijos los temas sexuales de la manera que creen más conveniente, pero una buena educación sexual desde pequeños, contribuirá a que nuestros hijos disfruten mejor de la vida y los protegerá de riesgos y errores que puedan tener.

Niñas y niños zurdos



Mi hijo mayor, que ahora tiene 6 años, es zurdo. Cuando empecé a observar que hacía más cosas con la mano izquierda, pensé que quizás tendría más dificultades en algunas tareas de la vida diaria, porque todo parecía indicar que sería zurdo

Unos años después, cuando ya estaba confirmado, veo que ser zurdo no es un problema, aunque sí nos encontramos dificultades en la realización de algunas tareas, como por ejemplo, una cosa tan simple como coger el ratón del ordenador. En la mayoría de ordenadores o computadoras, el ratón se halla a mano derecha y mi hijo se ha adaptado a utilizarlo con la derecha de forma natural. Yo intento cambiárselo, pero el me dice que no lo haga, pues se siente más cómodo así. También cuando pinta, al hacerlo con la mano izquierda, hacia la derecha, a veces va borrando con la mano, según va escribiendo. Estos son algunos detalles que he observado en él, que le pueden causar alguna incomodidad, pero seguro que se irá encontrando algunos momentos en que tendrá que arreglárselas, ya que en la sociedad, la mayoría de las cosas están diseñadas para la mayoría de diestros.

  Se dice que un 5% de la población es zurda, y si alguno de los padres lo es, el niño tiene entre un 10 y 20% de posibilidades de serlo.

Antiguamente se intentaba “arreglar” a los niños que eran zurdos, pues lo consideraban como una mala costumbre o una manía. Nunca debemos obligar a un niño zurdo a utilizar la mano derecha. Esto puede provocarle trastornos como fracaso escolar, tartamudez, dislexia o sentimientos de inferioridad. 
 
Ser zurdo quiere decir que tienen una configuración cerebral diferente. El hemisferio cerebral que domina el cuerpo es el derecho, que rige la parte izquierda. Muchos zurdos demuestran habilidades especiales. Antes se decía que los zurdos son más inteligentes, aunque después se demostró que no es del todo cierto esa afirmación, pero muchos genioscomo Da Vinci o Cervantes, además de grandes deportistas, como el tenista Rafa Nadal o Messi son zurdos.

Se pueden apreciar algunas tendencias a ser zurdo desde el primer año de edad, como por ejemplo cuando lanzan una pelota, o cogen los objetos, etc, pero esto puede ser una fase en la cual actúen con ambas manos. Hacia los 3 años se empieza a hacer más frecuente el uso de la mano izquierda en los zurdos, pero es a los 5 años cuando ya se sabe de forma definitiva si el niño es zurdo o no. Si a esta edad aún no se ve del todo claro, es conveniente ir al psicólogo para determinar hacia qué lado conviene lateralizar al niño.

Además, debemos advertirlo en el colegio, para que los profesores estén al tanto de los progresos en la escritura y aprendizaje del niño. También debemos proveerles de materiales adecuados (como las tijeras, que parece una tontería, pero los zurdos tienen muchas dificultades para cortar con las tijeras normales). Hay muchas tiendas online en las que venden objetos para personas zurdas.En la primera etapa escolar, los padres debemos tener paciencia con las dificultades escolares, como por ejemplo la escritura y la lectura. 
 
Mi hijo me decía: “mamá, soy el único niño zurdo de la clase”, como si eso fuera un problema y yo le contesté que mejor así, porque era un niño único y especial. Los padres debemos facilitar la integración para que nuestros hijos no se sientan diferentes y vean que el hecho de ser zurdos es algo natural, por lo que no hay que darle demasiada importancia.

Para los que quieran informarse sobre el tema, este libro de Juan Manuel Ortigosa, "Mi hijo es zurdo" tiene muchos consejos que nos pueden ayudar en este tema.

¿Educan los abuelos?



¿Educan los abuelos?
 Es la frase con la que iniciaron la reunión en la guardería de mi hija menor. La directora nos convidaba a reflexionar sobre esa frase, pues cada vez es más constante que los abuelos sean los que llevan y recogen a sus nietos al centro escolar, por no mencionar todo tipo de actividades que comparten con ellos en la vida cotidiana.


La respuesta es clara; por supuesto que los abuelos educan, pero...¿educan como nosotros queremos o educan a su manera? Eso ya es otra cuestión, pero está claro que los abuelos infunden valores a nuestros hijos, la mayoría comparten historias y experiencias con sus nietos de forma enriquecedora y les intentan enseñar en la forma en que creen conveniente, a ser mejores personas.

Muchas veces mimarán a nuestros hijos o les darán caprichos que nosotros no les solemos permitir, pero eso no es malo, los abuelos tienen otro rol en la vida de sus nietos; ellos ya criaron a sus hijos y ahora les toca compartir de una forma más sosegada y tranquila, la crianza de sus nietos.

Muchos padres exigen a los abuelos una dedicación total y absolutacon los nietos, sin embargo a veces se quejan de que no los están educando como ellos quisieran, pero pienso que ahí está el problema; los abuelos no están exclusivamente para educar y criar a sus nietos, sino para compartir con ellos, para guiarles, para darles cariño y enseñarles las cosas de la vida, que con su gran experiencia, seguro les harán grandes aportaciones a sus nietos. Si no nos complace la forma en que cuidan de nuestros hijos, deberíamos dialogar con ellos sobre lo que nos gusta y sobre los límites que nosotros como padres les hemos impuesto, siempre instándoles a respetar esos acuerdos, pero lo que no podemos hacer es exigirles estar ahí cada vez que los necesitemos y luego reprocharles las cosas que no son de nuestro agrado. Hay que entender que pertenecemos a generaciones distintas y cada uno tiene un criterio distinto para educar.

Cada día, cuando recojo a mis hijos en el colegio, veo a muchos abuelos que van a recoger a sus nietos diariamente. Es verdad que la situación hoy día ha cambiado y ambos padres trabajan con un horario difícil para conciliar con la vida personal, pero es que muchos de esos abuelos no sólo están presentes a la hora de la salida, sino que los llevan por la mañana al colegio, los recogen, los llevan a las actividades extra-escolares, les dan la comida, los llevan al parque, incluso hasta van con ellos a los cumpleaños el fin de semana.

Hay veces que me comentan frases como: "qué le vamos a hacer, es por mi hija, la pobre que trabaja mucho...", "hoy me encontraba mal, pero tengo que venir a por mis nietos..." o " a veces me gustaría quedarme en casa y descansar, pero no puedo..." y pienso en los pobres abuelos que también en su día tuvieron que trabajar y sacar sus familias adelante y ahora que deberían descansar y disfrutar de la vida, deben o tienen que cuidar también a sus nietos a tiempo completo.

Por supuesto también existen otro tipo de personas, como los abuelos que se desentienden y no tienen mucho trato con los nietos, o los abuelos (principalmente abuelas) que están encantados con tener a sus nietos las 24 horas, pues quizás les compensan su soledad o les gusta sentirse útiles y en forma para ese nuevo rol. También están los abuelos que por una causa u otra, viven lejos de sus nietos y sienten la nostalgia de compartir con ellos.

En la guardería de mi hija, les van a dedicar el "día de los abuelos", un domingo dedicado a ellos para agradecerles su gran labor.

Hoy escribo este artículo para que los padres reflexionemos sobre el tema y sobretodo tengamos consciencia de el esfuerzo que realizan los queridosabuelos, que deberíamos agradecer y valorar ese tiempo que nos regalan, a nosotros y a nuestros hijos. Y por supuesto, debemos tener en cuenta su situación emocional y fuerza física para no abusar de ellos sino disfrutar y compartir con ellos la educación de nuestros hijos.

miércoles, 20 de marzo de 2013

EL PEQUEÑO DICTADOR





 
EL PEQUEÑO DICTADOR
Ambientes donde el niño es el centro de las atenciones, donde carece de cualquier otro tipo de responsabilidad que no sea la escuela, donde se le satisface cualquier antojo inmediatamente, propician que el cerebro se convierta en un cerebro frágil. El lóbulo frontal regula y organiza la información de forma lógica, de acuerdo con principios racionales, sociales, morales y éticos. Si el niño no se ve enfrentado a situaciones de responsabilidad y no sufre las consecuencias de sus elecciones, este lóbulo no tendrá la suficiente información para su desarrollo.
La actual generación de padres puede influir en el retardo madurativo del lóbulo frontal, adoptando conductas permisivas y sumisas y proporcionando a sus hijos un hogar carente de valores, virtudes y carácter. El criar niños sin responsabilidad, intolerantes a la frustración, consentidos hasta el mínimo capricho, ocasiona este retardo en el lóbulo frontal, que hará de ellos adultos incapaces de tomar decisiones importantes, con un estado de dependencia permanente hacia sus padres y los demás. El dominio emocional y fortalecimiento del carácter son determinantes en el desarrollo cognitivo e intelectual de la personas. El humano es un ser que se desarrolla adecuadamente cuando establece vínculos correctos con los demás; si no resuelve esta necesidad padece sufrimientos psicológicos y resulta vulnerable social y biológicamente.
Es importante que, desde el principio, los acostumbremos a no darles todo aquello que nos piden, aunque económicamente no nos suponga problema. Los niños deben valorar las cosas, aprender a esperar, a soñar, a desear lo que quieren, a esforzarse por conseguir lo que anhelan y a no frustrarse cuando no lo pueden obtener. De otro modo empiezan por no darle valor a las cosas y terminan por no darle valor, a las personas. Es muy positivo hacerles saber que hay otros niños que no tienen juguetes, que no tienen nada, que compartir proporciona felicidad; no acaparar, ésa es una forma de regalarles la semilla de la solidaridad y de erradicar el temprano egoísmo. El niño ha de ser rico, pero en el número de sonrisas que recibe. La actividad lúdica es fundamental para el desarrollo global del niño.
Formar hijos íntegros y humanos no es tarea fácil, existe una gran presión social y familiar para educarlos en un mundo de consumismos, complacencias, mediocridades y flojera. Necesitamos padres valerosos que confronten y desafíen a otras familias en el quehacer formativo, padres que ejerzan la durísima cotidianeidad educativa. Educar exige constancia, asiduidad, entrega, disgustos y sonrisas compartidas. No admite el desánimo ni la vacación. Es un programa de vida, un marcarse objetivos e ir cumpliéndolos, repetir los ejemplos correctos sin desfallecimiento. Educar es lo más bello, es compartir, ser flexible, tener criterio, es arduo, es preocuparse, pensar, disgustarse, es tiempo y tiempo, es querer, es llorar, es ilusionarse y aplaudir. Es vida, pura vida. Es transmisión.
Dar a los niños de todo como: juguetes, dinero, objetos, dejarles hacer lo que quieren, ceder ante sus deseos, es un error, pues haremos de ellos unos egoístas y caprichosos, unos consentidos. Pareciera que en la actualidad lo fundamental es complacer a los hijos para evitar enfrentarlos y contradecirlos, sin importar que eso pueda causarles confusión, y sea el origen de sus conductas egoístas, demandantes, impulsivas y hasta agresivas. Estamos enfermos de híper-hedonismo.
Uno de los mayores errores que se pueden cometer con los niños es sobreprotegerlos. Lejos de ayudarlos, les impedimos que elaboren sus propios recursos, que sean realistas, que desarrollen su sentido común, que, en definitiva, se preparen para la vida. Autoridad, cuyo origen latino viene del término auctoritas, significa: Aumentar, hacer crecer, ayudar a ser más y mejor, acrecentar. Es una postura ante los hijos de ser y estar, de mostrar coherencia, de ser paciente y firme siempre, de no dejar de educar en ningún momento y estar disponible para ayudarles cuando lo necesiten.
EDUCAR CON ESFUERZO.
Los que de pequeños se esfuerzan lo mínimo, harán lo mismo de adultos. Son niños que siempre argumentan excusas. Hay que buscar el dominio de uno mismo, educar en el esfuerzo cotidiano, en el creciente fortalecimiento de la voluntad referida a todos los ámbitos, ya sean afectivos, intelectuales, deportivos, culturales, psicológicos o espirituales. Hay que desarrollar el nivel de logro que los hijos se marcan y exigirles autonomía y responsabilidad. El esfuerzo y la tenacidad son lo que da valor real a la vida; lo que se logra con trabajo y empuje se valora, y por tanto, se respeta.
EL ENTORNO FAMILIAR.
Lo que más moldea la personalidad del niño es el aprendizaje en la familia. La familia es una micro-sociedad donde el niño comienza a utilizar los valores de interrelación social que le van a marcar las pautas de conducta a utilizar cuando se vea inmerso en la sociedad en general. Relacionarse con un amplio número de miembros familiares favorece la correcta socialización y aporta un amplio espectro de modelos.  El niño tirano vive en familias pequeñas, suele ser intolerante, individualista, demandante de acción inmediata y tiende hacia el aislamiento y el hedonismo. Y los padres, al preocuparse por satisfacer cualquier capricho de los hijos, se convierten en padres obedientes de sus hijos.
Una familia sana es aquella en la que se puede hablar con libertad, en la que hay disgustos y se aceptan, en la que impera la sonrisa. La que comparte iniciativas y afectos y transmite motivaciones. Asistir a manifestaciones culturales, practicar deporte, comentar lo leído, ir a la iglesia, son algunas de las muchísimas actividades que dan sentido a la vida en familia. Está abierta al exterior, pero permite un clima de organización, de equilibrio, de calidez. Es fundamental tener un posicionamiento alegre y positivo en la familia y transmitirlo a sus miembros y a la sociedad.
El acto de darles a cumplir algunas obligaciones, además de las escolares, los hace más humildes, responsables y bondadosos, y por consiguiente, menos tiranos.  Hay que educar en el afecto, la tolerancia, la empatía y a administrar la capacidad para planificar, para demorar los impulsos; ésta es la auténtica prevención. Enseñar a labrar el propio ser con amor, sembrándolo de generosidad. Transmitir una fundada sospecha de la perduración de las cosas, algo con lo que convivimos, pues cuando se nos mueren los nuestros, anticipamos nuestra propia muerte. Hay que domar el sentido de la vida, incluyendo un componente vital, como la espiritualidad.
Los padres quieren lo mejor para sus hijos y se preocupan por su educación, pero algunos han errado en sus prioridades, la educación de los hijos ha de ocupar los primeros puestos. Lo fundamental no es que los hijos cuenten con recursos abundantes ni con otras ayudas, sino con nuestra implicación permanente en su vivir diario y muy especialmente en su formación. Los niños necesitan ser escuchados, demandan atención, tiempo, dedicación, ilusión, que se disfrute con ellos. Precisan normas, conceptos, que se les enseñe a debatir, a aceptar la crítica, a reírse de sí mismos; y esto no es factible si el padre y la madre están siempre ausentes, o cuando están no se dedican al niño.
LOS PADRES SON LOS VERDADEROS RESPONSABLES EN LA EDUCACIÓN DE SUS HIJOS, ESTA NO PUEDE SER DELEGADA A LOS DEMÁS.
La adolescencia, responsabilidad y amor a la verdad.  Nuestros hijos, más que nunca, se enfrentarán por ellos mismos con la pornografía, el satanismo, el materialismo, la drogadicción, la vulgaridad y la glorificación de la violencia. Necesitarán una familia valerosa que pueda decir "no" y mantenerse firme en sus reglas y normas familiares, a pesar de la presión psicológica que pueden ejercer hacia sus padres para obtener sus deseos. No estaría mal que los jóvenes conozcan lo que cuesta cada plaza escolar, ponerlo en la puerta de cada clase. Los padres han de hacer comprobar al hijo que es mucho más ventajoso decir la verdad (aunque suponga el reconocimiento de algo mal hecho). Como siempre, se basa en el ejemplo de los adultos, en la responsabilidad y en evitar la complicidad o entender la mentira.
TEXTO: “EL PEQUEÑO DICTADOR” del autor: Javier Urra, psicólogo clínico y pedagogo terapeuta.