Siempre he tenido una inquietud referida a la procedencia de la mesa camilla, porque la verdad es que allá donde he ido, siempre he visto una y me preguntaba el origen de esta pieza de mobiliario.
Si bien en la actualidad, es una pieza que al uso moderno, se le ha quitado su importancia en el hogar, sigue siendo por sorprendente que parezca, una de las piezas más usadas para ese rincón con encanto, que encontramos en muchísimos sitios. Casi es imposible no pensar en la “casa de la abuela”, con la sempiterna mesa camilla y su infernillo o brasero debajo.
Pero ahora bien, ¿De donde viene? y lo que es más importante, ¿cuando aparece?.
Pues no es un invento Español, aunque sea muy usada, es por decir de una manera, casi universal. La mesa camilla no nace como tal y para eso debemos entrar en composiciones de espacio y tiempo.
El medievo en Europa es probablemente, el inicio de la mesa cubierta, es decir, la Taula con mantelón. Esta Taula se recubre porque al adoptar las costumbres “civilizadas” de Roma y Grecia, de organizar las pitanzas en reuniones, pero substituyendo los Triclinium por asientos, las gentes organizan los espacios de tal manera que grandes tableros sirvan para presentar la viandas.
Pero al ser esta sociedad de nuevos señores, una figura itinerante, que deben cambiar bastante a menudo de castillo o mansión, las taulas no se transportaban, sino que en el nuevo emplazamiento, se usarán los tableros que se han dejado para ese fin, o se fabricaran nuevos. Son mesas improvisadas y por lo tanto, bastas y no lujosas.
La manera de engalanar estas Taula Medievas, es poniendo los mantelones, que a modo de cobertores, no dejan ver la sencillez de la mesa. Este es el inicio de la expresión “vestir la mesa”, de tal manera que tenemos ya un precursor. De una mesa Taula con mantelón, a la Mesa Camilla propiamente dicha, solo hay un paso.
Imaginemos por un momento estos castillos y salones medievos, sin grandes protecciones contra el clima, de tal manera que las mesas en invierno, se acercaban al fuego. Con el uso aparecen los infiernillos o braseros, que los siervos colocarán a los pies de sus amos, debajo de las taulas. Esto, gracias a los mantelones, crea un confort, que los comensales agradecen ante las corrientes de aíre, que seguro padecían.
Los usos se extienden, de tal manera que los mantelones pasan de engalanar a dar confort. De la mesa de comedor, pasamos a mesas más sencillas de usos femeninos, como son el coser y bordar, el leer y el reunirse. Estos usos más femeninos, crean las primeras Mesas Camillas y desde entonces, este mueble se ha relacionado con estos usos más femeninos, más íntimos y de espacios coquetos. El uso las perfecciona y populariza, ya que es muy sencilla de construir y no necesita de materiales nobles, porque al ir cubierta, su simpleza queda oculta.
Ya antes de la aparición de la calefacción a base de radiadores, estas mesas eran las únicas fuentes de calor, aparte del fuego del hogar; por lo que pronto las convertimos en el centro de la vida de la casa. Del infernillo pasamos con el tiempo, al calefactor eléctrico y posteriormente con las nuevas calefacciones, pierde su significado como mueble calefactor y lo convertimos en elemento decorativo.
Todos tendremos el recuerdo (por lo menos a mi me pasa), de esa manta Zamorana y ese momento de pies fríos, que se meten bajo la cubierta para pasar la tarde de invierno, ya sea hablando, jugando, comiendo o leyendo. Es una pieza sempiterna en las casas de pueblo, donde el frío aún se combate de la manera más sana: con poca calefacción y bien abrigados.
En la actualidad las mesas camillas han recuperado el concepto medievo de embellecer una tabla y es de uso muy extendido en Restaurantes y Hoteles, para montar rápidamente salones con mesas plegables muy básicas, pero que con un mantelón y unos cobertores, pueden cambiar la decoración del ambiente con gran rapidez.
Pero no pensemos que la mesa es invento nuestro, ni siquiera europeo. El uso de este tipo de mesa es casi universal. Encontramos ejemplos en zonas diferentes del mundo.
En Japón se la conoce con el nombre de Kotatsu, y es básicamente una mesa chadubai clásica, con un brasero y un futón de cobertor. Esta mesa es muy usada hoy en día en Japón, por las mismas características que apreciamos en Europa. Además en Japón es usada no solo para comer o estudiar encima de ella, sino que hasta se duerme debajo de ella usando su calefactor para calentar al durmiente.
En China encontramos otra versión en la mesa Kang, pero no hay cobertor en este caso. En China, Korea (con sus Ondol) y en Rusia (con lo que se denomina Horno Ruso); aparece la superficie caldeada, ya sea como una tarima recubierta de cerámica, o simplemente plataformas con esteras. Estas estructuras serán comedor y cama, de tal manera que las mesas pierden el cobertor, porque se colocan directamente encima de las superficies caldeadas.
En Irán se usa la mesa Korsi, muy importante en la cultura iraní, este mueble tradicional tiene su inicio con la cultura Persa y es el centro neurálgico de la casa. Es muy típico empezar la festividad del Nowruz (Nuevo Año), alrededor de una mesa Korsi.
Los comensales usan cojines para ponerse alrededor de la mesa y los braseros (ya sean eléctricos o de carbón), se sitúan debajo de la mesa y todo ello se cubre con una alfombra o tapiz persa. Encontramos versiones de esta mesa en diferentes culturas de la zona, como puede ser la Sandali de Tajikistan y Afganistan.
Útil, práctico y muy extendido, el uso de la Mesa Camilla como centro de la vida de la familia, es algo que puedo asegurar, continuará en el futuro.