La algarroba, nombre de origen árabe, es el fruto del algarrobo, árbol que puede alcanzar hasta dieciocho metros de altura y dos metros de diámetro.
La algarroba, Prosopis pallida, es una vaina de color castaño oscuro que puede medir hasta treinta centímetros.
Existen dos tipos de algarroba: la blanca y la negra. Cada una de ellas tiene diferentes usos, a la blanca se le da un uso culinario y la negra es usada como alternativa al chocolate y en la industria farmacéutica.
La algarroba constituye en la dieta del hombre un alimento de procedencia vegetal, de la familia fabaceae, género ceratonia y especie siliqua. En lo que se refiere al tipo de alimento, pertenece al grupo legumbres, y por sus características lo enmarcamos dentro de la rama secano.
En cuanto al aspecto nutricional, es un alimento con un importante aporte de vitamina B9, fibra, potasio, hidratos de carbono, magnesio, vitamina B, hierro, fósforo, carotenoides, proteínas, cinc, calcio, calorías, vitamina B6, vitamina B3 y vitamina B2. El resto de nutrientes presentes en este alimento, ordenados por relevancia de su presencia, son: vitamina C, ácidos grasos poliinsaturados, vitamina A, selenio, yodo, agua, vitamina E, sodio, grasa, ácidos grasos saturados y ácidos grasos monoinsaturados.
Gracias al contenido de vitamina B9, la algarroba contribuye a la formación de células sanguíneas y glóbulos rojos, ayudando a prevenir la anemia y a mantener sana la piel. Además de ser indispensable para la correcta división y crecimiento celular -fundamental durante el embarazo y la infancia-, la vitamina B9 -o ácido fólico- interviene en el metabolismo de proteínas, ADN y ARN, reduciendo el riesgo de aparición de deficiencias en el tubo neural del feto (estructura que dará lugar al sistema nervioso central). Esta vitamina además, disminuye la posibilidad de presentar enfermedades cardiovasculares, previene algunos tipos de cáncer como la leucemia, estimula la formación de ácidos digestivos y ayuda a mejorar el apetito.
La algarroba, por su contenido en fibra, ayuda a que se den en el organismo las condiciones favorables para la eliminación de determinadas sustancias nocivas como colesterol o ciertas sales biliares, y colabora en la dismunición de glucosa y ácidos grasos en la sangre. Por este motivo, los alimentos ricos en fibra se antojan indispensables en una dieta excesivamente rica en carbohidratos, proteínas o grasas. Además, colaboran en la eliminación de agentes cancerígenos.
La algarroba destaca por su aporte de potasio, que junto con el sodio, se encarga de regular el balance ácido-base y la concentración de agua en sangre y tejidos. Las concentraciones de estos dos elementos en el interior y exterior de las células de nuestro organismo, generan un potencial eléctrico que propicia las contracciones musculares y el impulso nervioso, con especial relevancia en la actividad cardíaca.
Por su contenido en hidratos de carbono, la algarroba es un alimento ideal para el aporte energético, pues se estima que el 55-60% de la energía diaria que necesitamos debe provenir de carbohidratos, bien por la ingesta de alimentos ricos en almidón, bien por las reversas de glucógeno presentes en nuestro organismo. Además, la principal energía que necesita el cerebro para funcionar es la glucosa, que encontramos en alimentos ricos en carbohidratos. Gracias al carácter hidrofílico de los carbohidratos, este alimento constituye también una fuente de obtención rápida de energía, al ser fácilmente atacado por las enzimas hidrolíticas.
Al tratarse de un alimento rico en magnesio, contribuye a mejorar tanto el tono muscular como el neuronal, favoreciendo la transmisión de los impulsos nerviosos, y la contracción y relajación de los músculos. La presencia de magnesio, hace además, que la algarroba sea eficaz en el reforzamiento del sistema óseo y la dentadura, y muy conveniente para el sistema cardiovascular, ayudando a mantener estable el ritmo cardíaco y la presión arterial, protegiendo las paredes de los vasos sanguíneos y actuando como vasodilatador, evitando de esta manera la formación de coágulos. Además, con el magnesio, se aumenta la producción de glóbulos blancos para beneficio del sistema inmunitario. Se estima que alrededor del 60% del magnesio que asimilamos se asienta en huesos y dientes, el 28% en órganos y músculos, y el 2% restante en líquidos corporales.
La algarroba constituye un alimento con un significativo aporte de vitamina B1, por lo que participará en la producción energética colaborando en el metabolismo de los carbohidratos. La vitamina B1 -o tiamina- juega además un papel esencial en la absorción de glucosa por parte de cerebro y sistema nervioso, por lo que la deficiencia de este nutriente puede derivar en cansancio, poca actividad mental, falta de coordinación, depresión, etc. Otras funciones como el crecimiento y mantenimiento de la piel o el sentido de la vista, dependen en buena medida de los niveles de esta vitamina en el organismo.
Por ser un alimento rico en hierro (necesario para la síntesis de hemoglobina), la algarroba colabora en la renovación de las células sanguíneas, posibilitando el transporte de oxígeno desde los pulmones hacia los diferentes órganos, como los músculos, el hígado, el corazón o el cerebro, siendo el hierro indispensable en determinadas funciones de este último, como la capacidad de aprendizaje. El hierro también incrementa la resistencia ante enfermedades reforzando las defensas frente a los microorganismos, previene estados defatiga o anemia, y sin él no podrían funcionar el sistema nervioso central, el control de la temperatura corporal o la glándula tiroides, siendo además saludable para la piel, el cabello y las uñas. Este alimento resulta muy beneficioso para el organismo en situaciones de carencia de hierro, ya sean como consecuencia de hábitos alimenticios inadecuados, durante la menstruación o el embarazo, o tras accidentes u operaciones médicas donde se ha perdido sangre.
Debido al aporte de fósforo, la algarroba contribuye a la mejora de determinadas funciones de nuestro organsimo como la formación y desarrollo de huesos y dientes, la secreción de leche materna, la división y metabolismo celular o la formación de tejidos musculares. La presencia de fósforo (en forma de fosfolípidos) en las membranas celulares del cerebro es fundamental, favoreciendo la comunicación entre sus células, mejorando de esta manera el rendimiento intelectual y la memoria.
Debido a la elevada concentración de carotenoides, la algarroba actúa como antioxidante previniendo el envejecimiento celular y protegiendo el organismo frente a los radicales libres y la aparición de cáncer, a la vez que se aumenta la eficiencia del sistema inmunitario y se reducen las probabilidades de ataques cardíacos. Los carotenos son también requeridos por nuestro organismo para la formación de la vitamina A.
Por su relevante aporte de proteínas, la algarroba es idónea para el adecuado crecimiento y desarrollo del organismo, favoreciendo las funciones estructural, inmunológica, enzimática (acelerando las reacciones químicas), homeostática (colaborando al mantenimiento del pH) y protectora-defensiva.
La algarroba, gracias a su contenido en zinc, resulta muy beneficiosa en el proceso de formación de los huesos, así como en el desarrollo de los órganos reproductivos, favoreciendo el funcionamiento de la glándula prostática. El zinc, además de ser un poderoso antioxidante natural, favorece la absorción de vitamina A y la síntesis de proteínas como el colágeno, colabora en el adecuado crecimiento durante el embarazo, niñez y adolescencia, y ayuda al mantenimiento de los sentidos de la vista, el gusto y el olfato. Además de en los huesos, está presente en diferentes tejidos de nuestro organismo como músculos, testículos, cabellos, uñas y revestimientos oculares.
Como consecuencia de los niveles de calcio que presenta, la algarroba contribuye al fortalecimiento de huesos, dientes y encías, y favorece la adecuada coagulación de la sangre, previniendo enfermedades cardiovasculares, ya que el calcio ayuda a disminuir los niveles de colesterol en sangre. Este nutriente ayuda también en la regularidad de la frecuencia cardíaca y en la transmisión de impulsos nerviosos, contribuyendo a reducir la tensión arterial en personas con hipertensión. El calcio además, mantiene la permeabilidad de las membranas celulares, e interviene en el proceso de la actividad neuromuscular, entre otras funciones.
La presencia en nuestra dieta de alimentos con alto valor energético como la algarroba favorecerá el mantenimiento de las funciones vitales y la temperatura corporal de nuestro cuerpo, así como el desarrollo de la actividad física, a la vez que aportará energía para combatir posibles enfermedades o problemas que pueda presentar el organismo. El exceso de calorías sólo es recomendable en circunstancias especiales como épocas de crecimiento y renovación celular, y en personas que realizan una actividad física intensa o padecen situaciones estresantes como enfermedad o recuperación tras una intervención quirúrgica.
Por tratarse de un alimento con un importante aporte de vitamina B6, la algarroba favorece la formación de glóbulos rojos, células sanguíneas y hormonas, interviene en la síntesis de carbohidratos, proteínas y grasas, y colabora en el mantenimiento de los sistemas nervioso e inmune en perfecto estado, participando indirectamente en la producción de anticuerpos. La vitamina B6 -o piridoxina- reduce además los niveles de estrógeno, aliviando así los síntomas previos a la menstruación además de estabilizar los niveles de azúcar en sangre durante el embarazo. También evita la formación de piedras o cálculos de oxalato de calcio en el riñón.
Por su aporte de vitamina B3 -o niacina- la algarroba interviene en el proceso de transformación de energía a partir de hidratos de carbono, proteínas y grasas, y contribuye a relajar los vasos sanguíneos dotándoles de elasticidad, a estabilizar los niveles de glucosa y ácidos grasos en la sangre, y a reducir el colesterol secretado por el hígado. Junto con otras vitaminas del complejo B, la niacina ayuda a mantener sanas piel y mucosas digestivas, además de colaborar en el buen estado del sistema nervioso.
La algarroba constituye una fuente natural de vitamina B2 -o riboflavina-, lo que favorece la actividad oxigenadora intercelular, mejorando el estado de las células del sistema nervioso y colaborando en la regeneración de tejidos como piel, cabello, uñas y mucosas, y de forma especial en la integridad de la córnea, contribuyendo de esta manera a mejorar la salud visual. Esta vitamina interviene además en la transformación de los alimentos en energía, y complementa a la vitamina E en su actividad antioxidante, y a las vitaminas B3 y B6 en la producción de glóbulos rojos, ayudando a mantener el sistema inmune en buen estado.
Propiedades de la algarroba
- Es un alimento energético, ya que contiene un 50% de azúcar natural y un 10% de proteínas.
- Las semillas son ricas en fibra soluble por lo que facilitan la digestión.
- No posee gluten por lo que es un alimento apto para celíacos.
- La algarroba es rica en fibra, beneficia la flora intestinal incrementando los lactobacilos.
- Mezclada con jugo de arándanos estimula el funcionamiento de los riñones.
- Es muy rica en taninos, un potente antioxidante natural.
- Moliendo la algarroba se obtiene una harina con la que se prepara un pan llamado Patay.
- Fermentando la algarroba también se obtiene una bebida alcohólica llamada Aloja.
- Puede ser usada para sustituir al cacao en la elaboración del chocolate.
- Se usa como espesante en la elaboración de algunos alimentos.
- La algarroba ejerce una acción favorable contra las inflamaciones de las mucosas, reduciendo la irritación, tanto en vías respiratorias como digestivas.
Información nutricional (por 100 g.)
- Proteínas 10%
- Carbohidratos totales 67%
- Azúcares naturales 50%
- Calorías 315.
- Fibra no soluble 11,5%
- Fibra dietética soluble 0.5%
- Vitamina B6 2 mg./kg.
Es una buena fuente de vitaminas del grupo B como la B1 o tiamina, la B2 o riboflavina (1 mg./kg.), la B3 o niacina y de pro-vitamina A o beta-caroteno.
Es rica en potasio, magnesio, fósforo (0.2%), hierro (20 mg./kg.), calcio (0.2%) y silicio.
¿Sabías que…?
- La algarroba debe conservarse en lugares frescos y secos.
- Ha sido reconocida como “alimento natural”.
- La algarroba se utilizaba como un endulzante y complemento digestivo en el Antiguo Egipto.
- El garrofín, también llamado goma de carauba o goma ceratonia, se utiliza mucho en la industria alimentaria como aditivo en la elaboración de toda clase de salsas.
- El término quilate proviene de la palabra griega usada para designar la algarroba, cuyas semillas se utilizaban como peso en la antigüedad.
- El “chocolate” de algarroba es una buena alternativa al cacao ya que es muchísimo más bajo en grasas (sólo el 3%) frente a un 40% del cacao.