Si el trabajo absorbe la mente, el cuerpo absorbe las grasas. Muchas personas se “drogan” con trabajo, y sin darse cuenta acumulan kilos y kilos de ansiedad. Es un mecanismo de doble dependencia: el alimento llena el cuerpo, el trabajo ocupa la mente. La solución es empezar a crear espacios “vacíos” para empezar a llenar con plenitud real. Sin intervenciones quirúrgicas ni dietas. Por Koncha Pinós-Pey para Espacio MIMIND.
El aumento o la pérdida de peso es un asunto muy interesante y fuertemente investigado en Mindfulness. Cuando aumentamos de peso, estamos acumulando energía que no está canalizada en la justa dirección, y nos alejamos más y más de nuestra auténtica realización. Los kilos son el depósito de energía que no hemos puesto al servicio de nosotros mismos, de todas las virtudes que no podemos practicar,nuestras habilidades secretas. En definitiva, la obesidad indica en realidad que no nos estamos ocupando de nosotros mismos, que le estamos dando más importancia al otro, quizás al trabajo. Debemos verificar si las opciones que creemos estar haciendo desde nuestra mente están en realidad en consonancia con la matriz del inconsciente. Si el peso que tenemos que pagar es el sobrepeso de la obesidad, debemos tomar conciencia de que nuestro mundo interno está haciendo algo urgente para ponernos en sintonía con nosotros mismos.
Es erróneo creer que el problema es la comida
No es ese el caso; esta interpretación es un engaño de la mente que te llevará a no resolver o a considerar soluciones drásticas como es la cirugía, dietas, etc. Devorar porciones exageradas de chocolate, levantarte por la noche cuando nadie te ve a comer, no es el problema; el problema es que “ya no te estás ocupando con cariño de ti”. Quizás tienes el trabajo que querías, pero has inmolado tu parte emocional, y el peso te está absorbiendo. En esa franja tan estrecha que has construido para el placer, el alimento ha sido la única isla primitiva a la que aferrarte. Es un mecanismo arcaico y primitivo (en el sentido más psicológico y no moral) con el propio cuerpo, que te está avisando de que has superado ya los límites. Por tanto, debes hacer una reflexión y pasar a dar un uso más inteligente de tu energía.
Tienes que poner las cosas en su punto justo. No te debes inmolar por el trabajo, o por el triunfo, ni porque tu pareja te ha dejado; porque el problema no es el trabajo, ni el éxito ni la pareja, es que has dejado de pensar en ti. No te dejes engañar más por la mente. Ni poco, ni mucho, ni nada: empieza ya a darte un pequeño espacio semanal para hacer un poco de ejercicio. Ve a la piscina, camina, haz yoga. También puede ser un masaje, o un paseo por el bosque y ve observando los efectos sobre ti mismo. En cualquier caso, empieza por ocuparte de ti mismo. El auténtico fármaco que produce efectos adelgazantes de larga duración se llama serotonina, y está en tu cerebro.
¿Cuáles son las cosas bonitas que te gusta hacer y no haces? Empieza a encontrarte a ti mismo. Intenta ver cuándo empezó todo, ¿Qué fue lo que dejaste? ¿A qué le has dado la energía que te falta? No se trata de encontrar una razón externa a la que culpar; más bien empezar a ser consciente de la cadena de eventos que te llevaron a donde ahora te encuentras.
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