lunes, 2 de febrero de 2015
La esclavitud del Coltán
A la maldita mercadotecnia, de las empresas no les importa que el proletario se mate y tenga cientos de horas injustas de trabajo para poder pagar por sus aparatos tecnológicos, y las personas se lo compran solo por "moda" solo para tratar de demostrar que tienen dinero para derrochar, aunque no sea así la verdad. Y la empresa que más está relacionada con la financiación de las guerras para obtener el coltán es la belga TRAXYS, con lo cual se confirma que los "civilizados" belgas siguen de acuerdo en que éste mineral sea bañado de sangre constante
¿Qué pueden tener de malo aparatos tan útiles y de alta tecnología como los móviles “inteligentes” o los portátiles de última generación? Preferiríamos pensar que no hay nada malo, que simplemente mejoran nuestra comunicación y hacen más fácil nuestra vida.
Pero como en muchas otras cosas, es importante ver más allá de la apariencia y descubrir una parte de estas tecnologías que no es ni bonita ni brillante, pero de la cual también tenemos que hacernos cargo.
La palabra coltan es la contracción del columbita y tantalita. El coltan es un material negro metálico que se utiliza en la fabricación de todo tipo de aparatos móviles (computadores, teléfonos, etc.).
Se conocen yacimientos de este mineral en Colombia, Venezuela, Brasil, Afganistán, Finlandia, Estados Unidos, Australia, Canadá, Mozambique, Etiopía y China; sin embargo el 80% del coltan que se utiliza en apartos móviles proviene del Congo.
Congo es un país azotado por la pobreza, la violencia y la guerra civil. Así las cosas, las consecuencias de la alta demanda internacional del coltán son las esperables: olas de violencia y masacres perpetradas por grupos que toman el control de la producción, y que para ello esclavizan a prisioneros de guerra o incluso a niños, para la dura faena de extracción del mineral. Por más de 15 años los habitantes del Congo han sido presa de estos grupos armados que buscan el control del comercio del mineral, comprando el beneficio de los gobernantes y favoreciendo a corporaciones transnacionales. Detrás de cada aparatito se esconde una historia cruel que implica sufrimiento y muerte para miles de niños como los nuestros, aunque ellos no tienen móvil.
El Congo lleva diez años en guerra por el control de las minas de coltán, de diamantes y de otros valiosos minerales. Ahora, la mayoría de las extracciones y ventas se realizan de forma ilegal, por parte de guerrilleros y mafias que extorsionan a a la gente de allí, obligándoles a trabajar muchas horas, en muy malas condiciones, y a cambio de muy poco dinero. Muchos de los esclavizados son niños.
En Congo existen más de 200 minas, pero sólo 13 de ellas dan gran cantidad de coltan. 12 de éstas están controladas por grupos armados, que imponen condiciones laborales de terror a los “esclavos” de las minas: sin seguridad y con ganancias que fluctúan entre 1-5 dólares por día; muchos de sus trabajadores son niños entre 8 a 15 años.
Los minerales extraídos de las minas son llevados a las grandes ciudades para venderlos a casas de comercio. Los grupos armados, nuevamente, controlan el transporte de las minas hasta las casas de comercio; tomando también un gran porcentaje de las ganancias de los transportistas (más de 40 dólares por saco), o también transportan ellos mismos el mineral. A la mayoría de estos comerciantes los exportadores les han pagado por adelantado, por lo que la salida del mineral está garantizada antes de que éste llegue al comercio.
Las compañías exportadoras compran los minerales a estos comerciantes y procesan el mineral, que luego venden a compradores extranjeros. Éstas compañías deben estar registradas ante el gobierno. Actualmente existen 17 exportadores en Bukavu y 24 en Goma. Al igual que los exportadores financian a sus proveedores, la mayoría de ellos ya han recibido el pago por el mineral de parte de comerciantes internacionales de Bélgica, Malasia y otros países.
A día de hoy, el único sistema que los exportadores usan como trazabilidad del metal es la palabra de los vendedores del mineral. Esto es, sólo preguntan: “¿El mineral viene de una zona de conflicto?”, y si el vendedor responde que no, sin siquiera aportar pruebas de la proveniencia del mineral, entonces se continúa con el proceso de compra-venta del mineral.
Para ser puesto a la venta en el mercado internacional, el coltan debe ser refinado por compañías especializadas. Éstas, ubicadas principalmente en Asia Oriental, toman el coltan congoleño y lo derriten o procesan químicamente aliándolo con otros metales provenientes de diversas partes del mundo.
Esta parte del proceso es crítica, pues una vez el coltan es procesado, es imposible conocer su procedencia ni su fuente; y los suministros de todas partes del mundo se mezclan en esta etapa de la cadena. Las refinerías venden el coltan congoleño a empresas que fabrican productos electrónicos. Esta industria es la única y mayor consumidora de los minerales del Congo.
Los nuevos metales recién procesados van tanto a pequeños fabricantes de chips para computadores, como a fabricantes de teléfonos móviles y otras grandes compañías de electrónicos, como Intel, Apple, Nokia, Hewlett Packard, Nintendo, etc.
Con este coltan, las compañías fabrican todos esos productos que conocemos y compramos (teléfonos móviles, aparatos portátiles de música, juegos de video o portátiles).
Directamente, o no, estamos involucrados en este complejo tráfico ilegal.
Según el Proyecto Enough, existen varias acciones a tomar para terminar con esta injusticia:
La industria puede pero no quiere adoptar un sistema de certificación internacional que asegura la proveniencia de los minerales que se usan en los aparatos electrónicos y otros productos.
Los gobiernos locales pueden instituir zonas libres de conflicto en colaboración con Organizaciones No Gubernamentales.
También se pueden desarrollar sistemas de huella química para poder rastrear los minerales conflictivos, pero los gobiernos que deben de ajustar éstas cosas, no lo harán por la gran ganancia y los enormes sobornos que es moneda corriente hoy en día.
Se estima que ya han muerto alrededor de cinco millones de personas en este conflicto, que parques naturales de gran belleza han sido arrasados y que diariamente se explota a niños. ¿No es un precio muy alto sólo para fabricar teléfonos móviles, videoconsolas u ordenadores?.
Fuente: http://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/17498628/La-esclavitud-del-Coltan.html
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