jueves, 20 de octubre de 2011

Una persona es emocionalmente madura, cuando...

Una persona es emocionalmente madura, cuando ha desarrollado en su pensamiento y en su conducta, actitudes que la hacen superar el " infantilismo" y las aplica tanto hacia su persona como hacia el medio que la rodea.
Enseguida se sugieren algunas de las características de la persona que ha acumulado verdadera madurez.
  • Acepta con gratitud que se le critique y aprovecha las críticas para superarse.
  • No se entrega a la autocompasión. Ha empezado a creer que las leyes de la compensación funcionan en todas las cosas de la vida.
  • Nunca espera ser tratado con especial consideración por otras personas.
  • Sabe controlar sus arranques de mal genio.
  • Se enfrenta a las emergencias con serenidad
  • No se deja herir fácilmente en sus sentimientos.
  • Acepta la responsabilidad de sus propios actos sin escudarse en excusas.
  • Ha superado la etapa de pretender de la vida "el todo o el nada" y reconoce que ninguna situación o persona es totalmente buena o totalmente mala; además, ha empezado a apreciar las ventajas de "el justo medio".
  • No se impacienta ante retrasos razonables. Ha aprendido que é1 no es el árbitro del universo y que frecuentemente tendrá que ajustar su voluntad a la conveniencia de otras personas.
  • Es buen perdedor. Puede tolerar la derrota y la decepción sin quejas ni lloriqueos.
    • No se preocupa indebidamente por las cosas que no puede remediar.
    • No es dado a jactarse ni a exhibirse en acciones socialmente inaceptables.
  • Se alegra sinceramente ante el éxito o la buena suerte de otros. Ha superado los sentimientos de envidia y de celos.
  • Tiene la suficiente amplitud mental para escuchar reflexivamente la opinión de otros.
    • No busca continuamente defectos en otras personas.
  • Planea con anticipación en vez de confiarse en la inspiración del último momento.
  • Por último, en términos de madurez espiritual sugerimos:
    • Tiene fe en un Poder Superior a sí mismo.
    • Se considera como una parte integral de la humanidad y se preocupa por contribuir positivamente en los grupos de los que es miembro.
    • Obedece en su esencia espiritual la Regla de Oro: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".

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