¿Estás seguro de que quieres lo que dices que quieres?
¿Te has parado por un momento a pensar en las cosas/objetivos que quieres (o que dices que quieres) y que no has conseguido hasta ahora? Hay dos formas de autosabotaje muy relacionadas con que tengas o no los resultados que quieres:
Creer que quieres algo que en realidad no quieres.
No ser congruente con lo que dices que quieres.
La primera la he mencionado varias veces, hay veces en que crees que quieres lo que en realidad la sociedad o los que te rodean te dicen que deberías querer; y eso crea una división interna que te hace estar confundida porque crees que lo quieres pero no haces nada para conseguirlo, o bien no te sientes feliz una vez lo has conseguido. La solución a esta situación es, por supuesto, aclarar qué es lo que tú realmente quieres, teniendo en cuenta tus valores, necesidades y prioridades, sin dejarte influenciar por el ambiente.
Por otro lado, está el tema de ser congruente con lo que quieres. Si realmente quieres algo ¡tienes que comportarte con coherencia! Dices que quieres cambiar de trabajo pero no haces nada para buscar otro. Dices que quieres estar más sana pero no haces ejercicio ni comes de manera más saludable. Dices que quieres darle un giro a tu vida pero sigues haciendo exactamente lo mismo…
Ser congruente con lo que quieres significa que todo lo que hagas esté enfocado a conseguir tu objetivo. Esa es una de las razones por las que se recomienda que una vez que decidas hacer un cambio lo hagas público, es una forma de comprometerte contigo misma. Pero no sólo eso, ser congruente también incluye controlar tu lenguaje corporal y tus mensajes internos, lo que te dices a ti misma.
Supón que quieres sacar más tiempo para un proyecto personal, para estar con tu familia o lo que sea. Probablemente lo que estarás pensando es “Tendría que sacar más tiempo para…”, “Pero de dónde lo voy a sacar”, “Si es que no se puede tener todo”. Todo ello acompañado de suspiros de resignación. O bien, si se trata de algún otro proyecto, se te puede pasar por la cabeza ”Habrá que intentarlo, no sé si saldrá pero bueno, por intentarlo.”
¿Te reconoces? Así, desde luego, no vas a llegar a ningún lado, le estás mandando a tu cerebro mensajes mixtos, incoherentes. ¿Cómo vas a estar motivada?
Ahora imagínate que lo que te dices es “Voy a hacerlo, vamos allá” con una sonrisa, bien erguida, ¿ves la diferencia? Las personas que triunfan y que consiguen sus objetivos dedican todos sus recursos, mentales y físicos, a la tarea en cuestión. Como dice Anthony Robbins en su libro “Poder sin límites”:
“Cuando mi cuerpo y mis palabras armonizan, envío a mi cerebro señales inequívicas de lo que pretendo. Y mi mente actúa en consecuencia.“
Creer que quieres algo que en realidad no quieres.
No ser congruente con lo que dices que quieres.
La primera la he mencionado varias veces, hay veces en que crees que quieres lo que en realidad la sociedad o los que te rodean te dicen que deberías querer; y eso crea una división interna que te hace estar confundida porque crees que lo quieres pero no haces nada para conseguirlo, o bien no te sientes feliz una vez lo has conseguido. La solución a esta situación es, por supuesto, aclarar qué es lo que tú realmente quieres, teniendo en cuenta tus valores, necesidades y prioridades, sin dejarte influenciar por el ambiente.
Por otro lado, está el tema de ser congruente con lo que quieres. Si realmente quieres algo ¡tienes que comportarte con coherencia! Dices que quieres cambiar de trabajo pero no haces nada para buscar otro. Dices que quieres estar más sana pero no haces ejercicio ni comes de manera más saludable. Dices que quieres darle un giro a tu vida pero sigues haciendo exactamente lo mismo…
Ser congruente con lo que quieres significa que todo lo que hagas esté enfocado a conseguir tu objetivo. Esa es una de las razones por las que se recomienda que una vez que decidas hacer un cambio lo hagas público, es una forma de comprometerte contigo misma. Pero no sólo eso, ser congruente también incluye controlar tu lenguaje corporal y tus mensajes internos, lo que te dices a ti misma.
Supón que quieres sacar más tiempo para un proyecto personal, para estar con tu familia o lo que sea. Probablemente lo que estarás pensando es “Tendría que sacar más tiempo para…”, “Pero de dónde lo voy a sacar”, “Si es que no se puede tener todo”. Todo ello acompañado de suspiros de resignación. O bien, si se trata de algún otro proyecto, se te puede pasar por la cabeza ”Habrá que intentarlo, no sé si saldrá pero bueno, por intentarlo.”
¿Te reconoces? Así, desde luego, no vas a llegar a ningún lado, le estás mandando a tu cerebro mensajes mixtos, incoherentes. ¿Cómo vas a estar motivada?
Ahora imagínate que lo que te dices es “Voy a hacerlo, vamos allá” con una sonrisa, bien erguida, ¿ves la diferencia? Las personas que triunfan y que consiguen sus objetivos dedican todos sus recursos, mentales y físicos, a la tarea en cuestión. Como dice Anthony Robbins en su libro “Poder sin límites”:
“Cuando mi cuerpo y mis palabras armonizan, envío a mi cerebro señales inequívicas de lo que pretendo. Y mi mente actúa en consecuencia.“
¿Por qué crees que todos los que tiene éxito dicen que la mentalidad es importante? Es fácil pensar que si conocieras las estrategias que usan, los truquitos que tienen, tú conseguirías lo mismo. Pero no es así, a veces tu repites lo que hace otra persona pero a ti no te sale, ¿por qué? Porque su mentalidad es muy diferente.
Así que si te ves empezando con los mensajes de apatía, prueba esto…
1. Sustituye “Debería sacar algo de tiempo…” por “Quiero sacar más tiempo para mi” o “Voy a sacar más tiempo para mi” hablando con seguridad y la cabeza bien alta, nada de suspiros desgarradores ni de estar encorvada mientras lo dices.
Así que si te ves empezando con los mensajes de apatía, prueba esto…
1. Sustituye “Debería sacar algo de tiempo…” por “Quiero sacar más tiempo para mi” o “Voy a sacar más tiempo para mi” hablando con seguridad y la cabeza bien alta, nada de suspiros desgarradores ni de estar encorvada mientras lo dices.
2. Diseña un plan de acción. ¿Cuánto tiempo quieres sacar? ¿De dónde lo vas a sacar? (siempre se puede sacar tiempo, no te engañes, es cuestión de prioridades y de organizarse bien). ¿Cuándo vas a empezar? ¿Qué quieres hacer en ese tiempo?
3. Ponte en marcha.
Al final siempre volvemos al mismo punto: tomar acción. Si de verdad quieres cambiar las cosas y ver resultados, sé congruente, que tus actos y pensamientos concuerden con tus palabras. Actúa y déjate de excusas y suspiros.
Al final siempre volvemos al mismo punto: tomar acción. Si de verdad quieres cambiar las cosas y ver resultados, sé congruente, que tus actos y pensamientos concuerden con tus palabras. Actúa y déjate de excusas y suspiros.
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