martes, 20 de diciembre de 2011

¿Está afectando la crisis económica a nuestra salud?




Los médicos de familia ya han percibido un importante incremento de consultas por problemas derivados del estrés desde el inicio de la crisis económica. Se trata, de patologías cuyo origen se encuentra en la inseguridad en la que la población se encuentra en un período tan difícil como éste.



La Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) ha registrado un importante aumento de las consultas médicas relacionadas con el estrés desde el inicio de la crisis financiera económica mundial, que también atraviesa España y, especialmente, desde que ha aumentado significativamente la tasa de paro.

Según la asociación de médicos de cabecera españoles, este incremento es debido, entre otras causas, a las visitas de pacientes que acuden con patologías asociadas al estrés aunque el paciente no lo identifique como causa, manifestando síntomas como resfriados u otras enfermedades relacionadas con una bajada de defensas.

La semFYC, en colaboración con el psicólogo el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Paco Rodríguez, y con el catedrático de Inmunología del Hospital Trias y Pujol de Barcelona, el doctor August Coromines, han advertido del impacto que la crisis económica esta significando en la salud de los españoles.

Según estos expertos, para tratar de reducir estos efectos, es muy importante identificar el origen de estas enfermedades (en la gran mayoría el estrés derivado de los problemas económicos o de trabajo) y una serie de recomendaciones relacionadas con el estilo de vida y la alimentación de los españoles.

¿Qué es el estrés?
El estrés es la respuesta fisiológica, psicológica y de conducta de un individuo que intenta adaptarse y ajustarse ante presiones internas y externas. Para que el estrés se desencadene, necesitamos de un estresor que se definiría como el elemento estresante y, en consecuencia, que induce la reacción de estrés.

La naturaleza del estresor suele ser muy diversa: puede ser un suceso o acontecimiento, una situación personal o social, una persona, un objeto o los propios hábitos y estilo de vida.

El estrés produce alteraciones sistemáticas, somatizaciones y bajada de defensas. En la actualidad, según la clasificación que realizan los expertos, puede ser de dos tipos: estrés positivo o estrés negativo.

El Eutrés o norestrés (estrés positivo) es una reacción fisiológica para reaccionar ante cualquier situación o acción anormal que impacta sobre el organismo. Consiste en secreción de adrenalina y otras aminas simpáticas (tener un hijo, ganar la lotería)

Sin embargo, el Distrés o patoestrés (estrés negativo) es una reacción patológica ante una situación de estrés prolongada que produce sensación de fatiga extrema. Produce alteraciones sistémicas o secuelas multiorgánicas (somatizaciones) e inmunodepresión.

¿Cómo se desencadena?
Ante la aparición de los primeros síntomas de estrés el organismo genera una reacción de alarma y se encuentra en estado de vigilancia permanente ajustando el metabolismo para hacerle frente.

La energía de adaptación que disponemos para hacer frente a los síntomas del estrés es limitada, hecho que se ve acentuado por el ritmo de vida actual marcado por la mala alimentación y la falta de sueño. Si la situación de estrés continúa por un periodo de tiempo, el organismo entra en lo que se conoce como fase de agotamiento, colapsándose y claudicando ante el estrés continuado.

La crisis económica que estamos viviendo actualmente produce una importante inseguridad en las personas, de tal forma, que la falta de recursos económicos supone una de las mayores preocupaciones tanto en nuestro país como en nuestro entorno socioeconómico.

Tal es así, que según el último barómetro del CIS los principales problemas actuales son el paro y los problemas de índole económica. Para entender la importancia del impacto de estrés actual hay que destacar que en diferentes estudios se observa que para, aproximadamente el 75 por ciento de la población, el dinero y el trabajo son las principales fuentes de estrés, dato que se dispara en tiempos de crisis como el que estamos viviendo.

Efectos en la salud
Según August Coromines, catedrático de inmunología del Hospital Tries i Pujol, un acontecimiento estresante afecta al sistema inmunológico deprimiéndolo. “Un sujeto en fase de divorcio o con un familiar enfermo de Alzheimer presenta una bajada de defensas que le pueden llevar a desarrollar infecciones, enfermedades autoinmunes o cáncer en el peor de los casos”.

Así, un análisis realizado sobre más de 300 estudios demuestra que el estrés sostenido de forma crónica tiene un efecto perjudicial sobre el sistema inmunológico. La afectación de este estrés crónico, tiene una especial repercusión sobre los glóbulos blancos, haciendo bajar nuestro sistema de defensas y haciéndonos más vulnerables ante las enfermedades.

La bajada de defensas provocada por el estrés se manifiesta en diversos problemas de salud. Para la situación concreta que vivimos, el doctor Coromines explica que lo que se está observando es un “importante incremento de enfermedades respiratorias, como gripes o resfriados, afecciones cutáneas como herpes, dolores de cabeza y cansancio extremo entre otras”

Asimismo, un estudio de Murray y Lopez (1998), de la Universidad de Harvard, determina que las cinco enfermedades mundiales más comunes previstas para el año 2020 tendrán como factor subyacente de forma directa o indirecta el estrés debido al factor inmunodepresor que tiene. Estas enfermedades son: cardiopatías, depresión severa, accidentes de tráfico, derrames y enfermedades crónicas de pulmón.

Aumento del consumo de tranquilizantes
Como respuesta a estas situaciones de estrés, muchos ciudadanos han buscado la salida en el consumo de tranquilizantes. En concreto, los expertos han advertido de que el consumo de benzodiacepinas (tranquilizantes y ansiolíticos) en España es elevado, con un incremento interanual aproximado de un 7 por ciento.

Asimismo, han señalado que si se interrumpe su consumo de forma brusca pueden aparecer problemas y malestar al paciente, y síntomas propios de un síndrome de abstinencia, como dolor de cabeza nerviosismo, que inducen al afectado a seguir tomando la medicación.

Según los expertos, la mejor forma de retirar el tratamiento de forma adecuada consiste en explicar al paciente que muchas de esas molestias tienen su origen en la dependencia generada ala propia medicación y que una posible solución pasa por empezar a reducirla de forma gradual, entre el 10 y el 25 por ciento de la dosis cada dos semanas, de tal modo que el organismo apenas perciba esta disminución.

En este sentido, desde la Sociedad Española de Medicina de Familia se asegura que la indicación de este tipo de tratamientos debe ser puntual en el tiempo, por lo que es imprescindible realizar un estrecho seguimiento para evitar una posible cronificación del mismo.

¿Cómo hacer frente a la crisis y el estrés?
Como recomendaciones para hacer frente a esta situación de estrés generalizado, los especialistas de la semFYC proponen mantener una serie de adecuadas medidas de prevención y promoción de hábitos saludables que permitan afrontar con un mayor nivel de salud físico y psicológico las dificultades futuras.

Así, instan a reforzar las defensas para hacer frente físicamente a la crisis, algo que es especialmente importante sobre todo en colectivos vulnerables como son los mayores o personas con enfermedades crónicas. En general, destacan, cuanto antes se adopten los estilos de vida saludables más beneficios en la salud se obtienen.

Para ello, es necesario seguir una alimentación saludable. Y la mejor es la dieta mediterránea, ya que es variada, rica en fruta y verduras, productos lácteos y un bajo consumo de carne roja y productos cárnicos, y se adapta a las necesidades de calorías y gasto energético. Asimismo, recomiendan la práctica regular de ejercicio físico: pasear, nadar, bailar, montar en bicicleta o hacer yoga son opciones al alcance de todos.

También es importante evitar sustancias estimulantes como el alcohol, el tabaco y las bebidas excitantes, como el café y el té, que pueden sustituirse por infusiones o equivalentes sin cafeína. Y tener un horario de sueño regular. Y es que, tal y como demuestran los estudios, dormir lo suficiente es un aspecto fundamental en la prevención de las enfermedades crónicas y la promoción de la salud. Así, el sueño debe ser reparador y es conveniente dormir al menos 8 horas.

Por último, los expertos señalan la necesidad de mantener una relación abierta y de confianza con el médico de familia, y mantenida en el tiempo, ya que es importante para enfocar de la forma más correcta nuestros problemas de salud. El médico de familia es el principal proveedor de atención de salud en la mayoría de las situaciones y su papel consiste en prestar atención preventiva y enseñar a hacer elecciones de estilo de vida saludables, identificar y tratar afecciones médicas comunes, evaluar la urgencia de problemas médicos y guiar a la persona hacia el mejor lugar para esa atención, y hacer remisiones a otros especialistas cuando sea necesario.

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