Esta estación de petroglifos fue dada a conocer por el autor del presente trabajo en el año 1998; y está situada en la zona de San Sebastián, en el área del Sector Yaure y en un caño de agua cristalina a unos centenares de metros antes de su desembocadura con el riachuelo Quebrada Blanca. Se ubica este lugar a unos once kilómetros de Yaure, caserío éste perteneciente al Distrito Ezequiel Zamora del Estado Barinas y al oeste de Venezuela en un área de transición de los llanos con la cordillera andina. Se llega al lugar por una pista de tierra, en la vía que conduce a la represa Uribante-Caparo y desviándose a la derecha por otra carretera, igualmente de tierra. La mejor forma de llegar al lugar, solo factible en la época de verano, es a través del cauce de la Quebrada Blanca y remontando el Caño de Los Muñecos (nombre éste dado por los lugareños, debido a los grabados rupestres) donde a algo más de un kilómetro dicho accidente geográfico se encierra en un cañón rocoso arcilloso de unos diez metros de alto por tres de ancho, por término medio.
Sobre la pared derecha, subiendo el cauce de agua, se encuentran varios petroglifos, entre los que destacan una espiral, un rostro solar irradiado, y algunas pequeñas figuras humanas, una de ellas con la cabeza solarizada, varias pisadas de felino y algún rostro humano. Igualmente en la entrada de la estación destaca la figura grabada, a unos tres metros de alto, de un círculo dividido por dos diámetros.
Hay que destacar la espectacularidad del sitio donde se han descubierto los grabados pues difiere totalmente de las otras superficies rocosas con petroglifos ubicadas en el Estado Barinas. Por informaciones de nuestros guías, lugareños de la zona, se nos informó que siguiendo la quebrada había otro lugar muy parecido con petroglifos, debido a la hora y que a los días regresaba a España, no fue sino hasta febrero del año 2004, que visitamos nuevamente el lugar y seguimos explorando la quebrada en busca de la estación mencionada por nuestros guías.
Fue así como a unos quinientos metros río arriba ubicamos la espectacular pared cubierta con petroglifos, un enorme abrigo de catorce metros de ancho y que se prolonga hasta unos veinte metros de altura, haciendo que la luz solar entre muy tenue en el lugar. A todo lo ancho del abrigo la superficie está totalmente cubierta de figuras hasta los dos metros y medio de altura. Entre los numerosos grabados destaca un gran rostro humano solar rodeado de TREINTA RAYOS y de algo más de un metro de diámetro; igualmente destaca una gran figura serpentiforme, una forma antropomorfa femenina de más de un metro de alto, una figura idoliforme de mas de metro y medio de alto, varios círculos y espirales, así como una serie de rostros humanos que siguen una línea en la parte más alta del conjunto. Igualmente en la pared de enfrente se encuentran diversos grabados de las mismas características
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Hay que destacar de esta estación de petroglifos el extraordinario estado de conservación de los mismos, debido en parte, a la inclinación que tiene el abrigo, a lo estrecho del cañón, a la altura del mismo (unos veinte metros) donde apenas entra luz y muy poca lluvia, lo que hace que los petroglifos se conserven en todo su esplendor, añadiendo a esto una fina capa de musgo que cubre toda la superficie grabada, dándole un aspecto de alfombra con dibujos en alto relieve.
Siguiendo mi intuición y subiendo el cañón descubrí a menos de un kilómetro más arriba otro lugar con grabados (nadie tenia noticias de este sitio). En este lugar el cañón se estrecha a menos de metro y medio. Igualmente el río forma una gran poza de más de un metro de profundidad, esto en verano, suponemos que en época de lluvias es imposible acceder al lugar. Los petroglifos se encuentran sobre las paredes por encima del agua, las fotos hay que tomarlas con el agua hasta un poco más arriba de la cintura. Estos grabados están menos conservados que los de las otras estaciones, probablemente debido a la humedad del lugar y a otros factores ambientales. Destacan entre los diversos petroglifos un rostro humano solar rodeado de rayos, varias pisadas humanas de niño, así como varias formas ramiformes y muchas más tapadas por tierra y musgo, lo que sin un buen trabajo de limpieza no se podrán ver mejor.
Por noticias de otros campesinos de la zona sabemos, que a lo largo del río, concretamente en la Quebrada Blanca, pero unos kilómetros más abajo, existen otros lugares más con petroglifos de las mismas características de los mencionados. De dichos hallazgos se hizo eco la prensa local, así como algunas publicaciones españolas y se registró el lugar en la Fundación del Inventario Nacional del Arte Rupestre de Venezuela, ubicada en la ciudad de Caracas.
Hay que resaltar que cerca del lugar en una parte llana existe un gran montículo o túmulo artificial, probablemente construido por el antiguo pueblo araguaco, autor de este tipo de manifestaciones arqueológicas en la región y probablemente autores de los petroglifos.
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